El asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en Colombia provocó gran conmoción, ya que se trata de un crimen trasnacional que altera la política de los dos países y que demuestra el grado de organización de quienes planearon y llevaron a cabo la ejecución.
Pecci, de 45 años, murió el lunes pasado luego de que dos sicarios que se transportaban en motos acuáticas se acercaran hasta la playa privada de un hotel en la isla Barú, ubicada a 38 kilómetros al sur de Cartagena, en donde el fiscal se encontraba de luna de miel con su esposa, Claudia Aguilera, quien le acababa de contar que está embarazada.
De hecho, como se trataba de un viaje de placer y no de trabajo, ni siquiera la embajada de Paraguay en Colombia sabía que Pecci se encontraba en ese país y que no contaba con ningún tipo de custodia, a pesar de que se trataba de un fiscal especializado contra el crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
Pecci tenía notoriedad pública debido a que algunas de las causas que encabezó tuvieron alta repercusión mediática, como los homicidios del empresario Mauricio Schwartzman y de Haylee Carolina Acevedo, hija del gobernador de Amambay, Roland Acevedo; y la balacera que se registró en enero pasado durante un festival de música, que dejó un saldo de dos muertos y cuatro heridos, y que, según las autoridades, fue parte de un ajuste de cuentas entre bandas narco.
Otro caso fue el del ciudadano brasileño de ascendencia libanesa Kassem Mohamad Hijazi, quien este año fue extraditado a EE.UU., en donde se le acusa de lavado de dinero de cárteles.
Reacciones y recompensa
En cuanto se confirmó la muerte del fiscal, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benitez, condenó el crimen en sus redes sociales.
"El cobarde asesinato del fiscal Marcelo Pecci en Colombia enluta a toda la Nación paraguaya", aseguró al garantizar que reforzará la lucha en contra del crimen organizado.
El presidente colombiano, Iván Duque, por su parte, repudió la ejecución y reveló que ya se había comunicado con Abdo Benítez para acordar una cooperación binacional que permita encontrar a los asesinos.
Anunció, además, que en Colombia el caso quedará a cargo del director de la Policía Nacional, Jorge Luis Vargas, quien viajó de inmediato a Cartagena. Ahí definió al fiscal como "un héroe mundial en la lucha contra el delito" y señaló que ya se había comunicado con la fiscal general de Paraguay, Sandra Quiñónez, para coordinar la investigación.
En la ciudad caribeña también ya están dos fiscales que viajaron desde Asunción y que forman parte de una comisión especial. A ellos se sumarán efectivos estadounidenses.
Entre las primeras medidas, destaca la recompensa de hasta 2.000 millones de dólares colombianos (alrededor de medio millón de dólares) que ofreció la Policía Nacional a quienes brinden información que permita la captura de los asesinos, así como la difusión de imágenes de uno de los sicarios.
Aunque las primeras líneas de investigación apuntan a una venganza de organizaciones criminales paraguayas que extendieron sus operaciones hasta Colombia, la esposa del fiscal ha advertido que jamás había recibido ninguna amenaza, ni había sido objeto de atentados en ese país.
La noticia ha impactado de tal manera que en Paraguay el Ministerio Público decretó tres días de duelo y en la previa de los partidos de fútbol de esta seman se está realizando un minuto de silencio en homenaje al fiscal.
Por otra parte, se prevé que el cuerpo de Pecci sea repatriado mañana para ser velado en una ceremonia en la que se espera la participación del presidente, su gabinete, representantes de los poderes Legislativo y Judicial y de la clase política en general.