Un grupo de científicos ha descubierto que el consumo de ascidias, unos animales inmóviles que se encuentran en todo tipo de ecosistemas marinos, podría ayudar a revertir los efectos del envejecimiento.
Comúnmente conocido como chorro de mar, es consumido en países asiáticos como Japón y Corea y no solo puede detener el deterioro cognitivo, sino también revertir las deficiencias cognitivas en el cerebro que envejece, según un comunicado emitido por la Universidad Xi’an Jiaotong-Liverpool.
Las ascidias contienen plasmalógenos, un tipo de lípido que se encuentra también en nuestro corazón y cerebro y cuya cantidad disminuye con la edad. Esto puede dar lugar a una variedad de enfermedades neurodegenerativas, desde la enfermedad de Alzheimer hasta el párkinson.
En su estudio, los científicos hicieron a ratones de distintas edades moverse a través de un laberinto acuático de Morris provisto de una sola plataforma de descanso.
A los ratones no les gusta mucho el agua, por lo que su tendencia natural es tratar de memorizar la ubicación de la plataforma y nadar directamente hacia ella como un lugar seguro. Pero debido al retraso en la agudeza mental, los ratones más viejos generalmente tardan más en encontrar la plataforma.
Sin embargo, los roedores viejos que habían consumido suplementos de plasmalógenos de chorro de mar lograron hallar la plataforma con la agilidad de los ratones jóvenes.
"Además, los ratones envejecidos alimentados con plasmalógenos desarrollan un nuevo cabello negro más grueso y brillante que los ratones envejecidos que no recibieron el suplemento", explicó el profesor Lei Fu, uno de los autores del estudio.
Un examen posterior del cerebro de los roedores reveló que los que habían consumido plasmalógeno tenían más sinapsis (conexiones entre neuronas) que los roedores viejos que no fueron alimentados con suplementos de chorro de mar.
El estudio, publicado en la revista Frontiers in Molecular Biosciences, es el primero en demostrar cómo esta sustancia química impacta en el cerebro envejecido. La investigación también contó con el apoyo de científicos de la Universidad de Stanford, la Universidad de Shanghái Jiao tong y la Universidad de la Academia de Ciencias de China.