China está en camino de construir toda una generación de superordenadores avanzados que supera todo lo que se utiliza en otros países, incluido EE.UU., según informó el diario Financial Times.
Expertos estadounidenses en la materia concuerdan en que los avances de China son aún más notables porque estos se han conseguido con tecnología autóctona, después de que Washington bloqueara el acceso al 'hardware' estadounidense y endureciera las restricciones comerciales desde 2018.
Según Nicholas Higham, profesor de matemáticas de la Universidad de Manchester, los superordenadores más avanzados son utilizados para mejorar las simulaciones de sistemas muy complejos, como la modelización del cambio climático o los efectos de las armas nucleares. Sin embargo, su uso secreto en áreas como la piratería de encriptación también puede convertirlos en herramientas clave para la seguridad nacional de un país.
De igual forma, los expertos indican que la decisión de China de no confirmar oficialmente su avance en materia de supercomputación, manteniendo así una actitud que no es habitual entre los expertos en este campo, donde los científicos suelen hablar abiertamente de sus logros, se hace con el fin de evitar más represalias por parte de EE.UU.
La carrera informática
El desarrollo del programa de supercomputación chino, que abarca más de dos décadas, ha dado lugar a una "situación asombrosa" en la que China se sitúa a la cabeza del mundo, según Jack Dongarra, experto estadounidense en supercomputación.
China ya cuenta con más superordenadores en la lista de los 500 ordenadores más potentes del mundo que cualquier otro país: 186 frente a los 123 de Estados Unidos. Ahora, Pekín podría tomar la delantera en la carrera informática durante los próximos años. En este contexto, los expertos indican que el país que disponga de los superordenadores más avanzados tendrá una clara ventaja en materia de defensa nacional frente a sus adversarios.
Una mayor colaboración entre Pekín y Washington puede seguir siendo una esperanza lejana, concluyen los expertos, dado que China aún no ha reconocido públicamente su nueva capacidad de supercomputación, y EE.UU. sigue presionando para que se impongan sanciones al gigante asiático con el fin de limitar su ascenso como potencia tecnológica.