"Hemos perdido la ciudad de Limán": Asesor presidencial ucraniano reconoce la caída de un bastión en Donbass

Alexéi Arestóvich también criticó a Occidente por no suministrar armas sofisticadas a Kiev.

El Ejército ucraniano ha sido expulsado de la ciudad de Limán, ha afirmado Alexéi Arestóvich, asesor del jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, quien acabó reconociendo las habilidades de las fuerzas rusas.

"Según datos todavía no verificados, hemos perdido la ciudad de Limán. La forma en que el Ejército ruso la capturó muestra que hay comandantes de mucho talento y que ha aumentado el nivel de gestión operativa y de habilidades tácticas del Ejército ruso", dijo en una entrevista al periodista ucraniano Mark Feiguin.

El corresponsal militar ruso Alexánder Kots publicó la misma jornada un vídeo de tropas rusas en la ciudad, subtitulado "Limán es nuestra". Las tropas ucranianas "huyeron" hacia el oeste y el suroeste, añadió Kots, mientras cubrían su retirada con fuego de artillería, explicando la "impotencia" del enemigo. 

Limán, con una población de 20.000 habitantes, es un importante centro de tráfico ferroviario en la República Popular de Donetsk, cuyas milicias están combatiendo fuertemente junto con el Ejército ruso contra las fuerzas ucranianas.

Dicha localidad fue una de las primeras ciudades de la región de Donetsk en ser tomada bajo el control de las milicias opositoras al Gobierno ucraniano tras el golpe de Estado en 2014. Posteriormente, a principios de junio de aquel año, las fuerzas 'antiterroristas' de Kiev la arrebataron y utilizaron sus posiciones para sitiar a Slaviansk, donde los separatistas resistieron un mes más antes de retroceder.

"Occidente poco a poco está fallando la prueba de aptitud"

Desde el inicio de la operación militar rusa en Ucrania, que va por su cuarto mes, las autoridades de Kiev han estado recibiendo ayuda masiva de armas letales por parte de países occidentales y sus aliados para contrarrestar los planes de Moscú de "desmilitarizar" y "desnazificar" el país vecino.

Occidente, no obstante, ha estado posponiendo el aceptar las exigencias de Kiev de proporcionar algunas armas sofisticadas.

"Occidente está siendo sometido a una prueba de aptitud, y poco a poco está fallando", comentó Arestóvich al respecto.

Según el asesor presidencial ucraniano, Washington "está sucumbiendo a las amenazas de [el presidente ruso Vladímir] Putin y no quiere suministrar a Ucrania el [M270] MLRS", un sistema polivalente estadounidense que se puede utilizar como lanzacohetes múltiple y lanzador de misiles tácticos.

El alcance convencional de dicho sistema se extiende de 30 a 80 kilómetros, mientras los proyectiles más avanzados pueden llegar a más de 160 kilómetros. Washington de momento se contiene por temor a que el arma pueda usarse para realizar ataques contra el territorio de Rusia, lo que podría ser visto desde Moscú como una confrontación directa.