Agencia gubernamental de EE.UU. admite haber provocado accidentalmente un incendio forestal masivo que destruyó cientos de hogares
El Servicio Forestal de EE.UU. (USFS, por sus siglas en inglés), reconoció haber provocado accidentalmente dos incendios que se fusionaron el mes pasado para convertirse en el mayor incendio forestal, registrado en el estado de Nuevo México y que destruyó cientos de hogares.
"Los investigadores de incendios del Servicio Forestal determinaron que el incendio de Calf Canyon, en el Distrito de Guardaparques de Pecos/Las Vegas del Bosque Nacional de Santa Fe (SFNF), fue causado por un remanente de la quema de una pila de enero, que permaneció latente bajo la superficie durante tres nevadas invernales antes de resurgir en abril", informó el ente este viernes en un comunicado.
Según la agencia, el incendio, que supuestamente se había extinguido por completo en enero, se reavivó y "se escapó de las líneas de contención", fusionándose con el incendio de Hermits Peak, que fue causado por una quema programada que se salió de control el 6 de abril.
La fusión de los dos incendios arrasó con casi 1.300 kilómetros cuadrados de bosques y valles de gran altitud en la cordillera Sangre de Cristo, al tiempo que destruyó al menos 330 hogares, provocando el desplazamiento de miles de residentes. Además, provocó daños ambientales, acabando con el hábitat de la vida silvestre y haciendo que la región sea más propensa a deslizamientos de tierra.
Los efectos de las llamas siguen acumulándose, ya que el fuego continúa. Estaba contenido en un 48 % hasta el sábado por la mañana, a pesar de los esfuerzos de casi 3.000 personas que traban en la zona. Los costos para tratar de extinguir el incendio ascendieron a 132 millones de dólares, y aumentan a un ritmo de 5 millones por día, indicó la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham.
Además, Lujan solicitó al Gobierno federal que pague por todos los daños causados por el incendio, agregando que los administradores forestales federales deben reexaminar sus prácticas y "asegurarse de tener en cuenta un clima que cambia rápidamente".
Por su parte, el USFS suspendió la semana pasada el uso de quemas programadas durante 90 días mientras la agencia realiza una revisión de sus prácticas.