Tras el inicio de la operación militar en Ucrania, Rusia quedó desilusionada por las políticas de Europa que demostraron que Occidente nunca planteaba la posibilidad de establecer una cooperación equitativa con Moscú, expresó este domingo el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en una entrevista para el canal francés TF1.
El canciller ruso señaló que las acciones de los países occidentales, que siguen enviando armamento al régimen de Kiev e instan a derrotar a Rusia en el campo de batalla, demuestran que dichos Estados "deliberadamente ignoraron" las preocupaciones expresadas por Moscú.
"La ferocidad con la que Occidente empezó a proteger a su proyecto en forma del régimen de Kiev mostró que este régimen se estaba gestando a propósito desde hace muchos años para crear una amenaza para Rusia, para socavar su puesto legítimo en la arquitectura de seguridad de Europa, minimizar el papel real de Rusia, situarla en una posición subordinada", aseveró Lavrov.
Precisamente Occidente, que ahora acusa a Moscú de imponer medidas restrictivas, incluidas las expulsiones de los empleados de las misiones diplomáticas, lanzó contra Rusia una ola de sanciones comparables con la "histeria" y la "agonía", subrayó el canciller. "Y la velocidad con la que se impusieron estas sanciones y su alcance sin duda muestra que no fueron ideadas en una sola noche sino que fueron preparadas desde hace mucho tiempo y que es poco probable que se levanten", añadió.
En este sentido, señaló que, si bien Rusia deja abierta la posibilidad de volver al diálogo, entiende que la situación ha cambiado drásticamente. "Desde ahora en adelante juzgaremos las intenciones de Europa solamente por hechos prácticos. Hemos aprendido una lección muy seria", manifestó Lavrov. "Ya no se podrá aceptar las promesas con credulidad", agregó.
"¿Qué pensaría Francia si Bélgica prohibiera el francés?"
El ministro de Exteriores ruso precisó que, desde hace años, Occidente estaba convirtiendo a Ucrania en una "anti-Rusia". Según Lavrov, cuando Moscú instó a París y Berlín a influir en el régimen de Kiev para que dejara de asesinar a la población civil de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk y entablar una conversación directa con Donbass, los líderes de los países europeos hicieron caso omiso a sus peticiones.
En cambio, Occidente continuaba atrayendo a Ucrania para que se uniera a la OTAN y creando una "amenaza directa" justo en la frontera de Rusia.
Al respecto, destacó que no solamente se trata de una amenaza militar, sino también de una amenaza para la cultura y el idioma que demuestra la política de doble rasero de Europa. "¿Qué pensaría Francia si, por ejemplo, Bélgica prohibiera el francés?", preguntó Lavrov. "¿Qué haría el presidente [Emmanuel] Macron? ¿Simplemente iría a las elecciones y ofrecería a sus votantes que lo aceptaran? No estoy seguro", continuó.
Proteger a la población
Las políticas antirrusas hicieron imposible evitar el lanzamiento de la operación militar especial, iniciada a petición de las repúblicas populares que pidieron apoyo a Rusia, destacó Lavrov.
En este contexto, recalcó que las fuerzas rusas buscan proteger a la población de Donbass del "régimen que demostró su naturaleza completamente rusófoba". El ministro recordó que los militares rusos tienen una orden estricta de evitar la infraestructura civil y "actúan de manera distinta en comparación con el Ejército ucraniano que simplemente utiliza a la gente como escudo humano".
"El mayor perdedor es Europa"
Asimismo, sugirió que Occidente tampoco se preocupa por el destino de los ucranianos y utiliza al país como una "herramienta" para "frenar el desarrollo de Rusia".
"[Rusia] no le deja a Occidente instaurar un mundo unipolar que Washington proclamó con el consentimiento obediente de Europa", afirmó Lavrov.
Según el diplomático, en términos de futuras perspectivas, "el mayor perdedor de toda la situación es Europa". El ministro subrayó que, pese a que el presidente de Francia aboga por "la autonomía estratégica" del bloque comunitario para crear un sistema de defensa europeo independiente, EE.UU. sigue considerando a Europa como un "apéndice de la OTAN".