El 6 % de los niños estadounidenses pasan en algún momento de sus vidas por el sistema nacional de acogida de menores antes de cumplir los 18 años, según una estimación de 2016. Cálculos más recientes muestran que solo la mitad de ellos contarán con un empleo al cumplir los 24 años.
Lo único que reciben estos menores de los servicios sociales durante su acogida es una bolsa de basura, donde pueden meter algunos útiles personales, denuncian activistas. Por este motivo, un grupo de voluntarios, bajo la iniciativa Comfort Cases, se hace cargo de preparar para ellos una mochila humanitaria con artículos como cuadernos, libros, peluches, pijamas o una manta.
"Sabemos que el 90 % de los niños en Estados Unidos que ingresan en hogares de acogida llegan a ellos, primero, en la parte trasera de un vehículo de policía", relata el fundador de Comfort Cases, Rob Sheer. "Luego irán a un centro de detención, donde esperarán todo el día sin nada que hacer", agrega. El activista afirma que quiere asegurarse "de que, por lo menos, esos niños tengan un libro".
De niño, Sheer pasó por esa experiencia y años más tarde se dio cuenta de que nada había cambiado en el trato a los menores en esa difícil situación. Es también el caso de Kimberly Raff y José Ángel Canizal, quienes tras conseguir reconducir su vida, fundaron diferentes organizaciones para servir de apoyo y guía a estos niños y adolescentes. Se los debe ayudar más material y psicológicamente para que puedan construir un futuro sólido, insisten.
Mientras tanto, cada año, más de 20.000 adolescentes en EE.UU. son expulsados del sistema nacional de acogida por ser demasiado mayores. La falta de apoyo hace que un 20 % de estos jóvenes acaben viviendo en la calle y corran el riesgo de ser víctimas de trata.