El Departamento de Energía de EE.UU. busca desarrollar las capacidades nacionales para enriquecer más uranio para las centrales nucleares del país y rebajar la dependencia de los suministros desde Rusia, informaron dos fuentes anónimas a la agencia de noticias Bloomberg.
En 2020, Rusia proveyó el 16,5 % de todo el uranio importado por EE.UU. y el 23 % del uranio enriquecido necesario para alimentar los reactores nucleares industriales del país. La estabilidad de estos suministros corre riesgos en dos direcciones, puesto que la Casa Blanca sopesa imponer sanciones a las importaciones de uranio ruso como parte de la guerra económica contra Moscú, mientras que teme, por otro lado, que la propia Rusia decida cesar las ventas a EE.UU.
Una de las fuentes indicó a Bloomberg que el plan del Departamento de Energía contempla inversiones por valor de 4.300 millones de dólares para estimular el enriquecimiento de uranio en territorio estadounidense y comprarlo directamente a los productores locales.
Según la agencia, los funcionarios del departamento estarían presionando actualmente a los legisladores para que lo apoyen, mientras que también hay varios congresistas que forman un 'lobby' en torno a las iniciativas de aumento de producción del combustible nuclear y propusieron a comienzos de años varias propuestas de manera independientemente al Gobierno.
Actualmente, el país norteamericano solo dispone de una instalación comercial de enriquecimiento de uranio en activo, una planta propiedad del consorcio británico-alemán-holandés Urenco en Nuevo México. Las compañías que podrían beneficiarse del plan gubernamental son Centrus Energy, que está construyendo una planta de enriquecimiento en Ohio, y ConverDyn, una empresa conjunta de Honeywell International y General Atomics que brinda servicios de conversión de uranio.
Los actores nacionales del sector de energía nuclear ya han sido informados sobre la propuesta, aseguró la segunda fuente, pero el plan requiere primeramente la aprobación del Congreso.
El departamento no confirmó oficialmente la información de Bloomberg, pero la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, considera la dependencia de EE.UU. de las importaciones rusas como una "vulnerabilidad" para la seguridad nacional y económica. En un discurso a finales de mayo, exhortó a "pasar a fuentes de energía que no se puedan convertir en armas" y priorizó la generación eólica y solar.