El envío masivo de armas a Ucrania para ayudar a Kiev a contrarrestar a Rusia en el marco del conflicto actual hace que las propias reservas de armas del Pentágono se estén agotando, reporta la agencia Bloomberg en un artículo de opinión publicado este martes.
En concreto, EE.UU. ya ha entregado a Kiev unas 7.000 unidades de misiles antitanque Javelin, lo que representa hasta un tercio del inventario del Departamento de Defensa. Dentro de unos meses, la institución no será incapaz de suministrar nuevos Javelin sin vaciar sus propias reservas, apunta el medio.
En paralelo, el conflicto ya consumió una cuarta parte del inventario estadounidense de misiles antiaéreos portátiles Stinger. Si la tasa de uso actual de estos sistemas persiste, las reservas podrían casi agotarse para el año siguiente. El Departamento de Defensa incluso ordenó la producción de casi 1.500 Stinger a la empresa Raytheon para reponer sus reservas, lo que marcó el primer contrato de ese tipo para el Ejército estadounidense desde 2005.
El medio señala que, aunque el paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares de Washington a Kiev está encaminado a reponer las reservas de armamento, el problema es mucho más profundo y va más allá de las interrupciones en el suministro a corto plazo.
En particular, tal situación se concretó en vista de la apuesta de contratistas y planificadores militares por inyectar fondos para la construcción de "plataformas" costosas como portaviones y cazas de combate en vez de fabricar las propias armas. Los problemas en las cadenas de suministro de microchips que surgieron como consecuencia de la pandemia del covid-19 también agravaron el problema. Mientras, la degradación de la base militar industrial complicó para el Pentágono la aceleración de producción.
A todos estos factores se sumaron la concentración de la industria de la defensa, las engorrosas normas de adjudicación de contratos, así como la falta de mano de obra cualificada, lo que redujo el número de compañías en el sector. La agencia cita un informe del Pentágono de 2020 que revela que, en "un número alarmante" de casos, los militares dependen de un único proveedor, "a menudo frágil", para fabricar componentes críticos.
"La debilidad de la cadena de suministro del Departamento de Defensa pone en peligro no solo la ayuda a Ucrania, sino la capacidad de EE.UU. de responder a futuras crisis, incluido un potencial conflicto sobre Taiwán, cuyo Ejército depende del material estadounidense", se advierte en la publicación.
¿Cómo revertir la situación?
El medio propone varios pasos para afrontar el actual problema. Así, el presidente Joe Biden debería sopesar la posibilidad de invocar la Ley de Producción de Defensa que obliga a los fabricantes dar prioridad al envío de artículos relacionados con la defensa. Aunque a veces se recurre a esta legislación con fines políticos, en este caso podría facilitar la producción de vehículos militares y armas pesadas.
Además, desde Bloomberg advierten que tomará más tiempo hacer frente a la escasez de elementos especializados como sensores con microchips usados en armas de alta precisión. Mientras tanto, Washington podría instar a sus aliados de la OTAN a entregar a Kiev sus propios sistemas antitanque y de defensa aérea, así como ampliar el envío de armamento menos costoso como drones kamikaze.
Para prevenir deficiencias en el futuro, el Departamento de Defensa también podría simplificar el proceso de adquisición para ampliar la base industrial; expandir programas para buscar prometedoras empresas de tecnología militar y ponerlas en contacto con inversores. Además, la agencia llama a profundizar los lazos militares con aliados que tienen capacidades de producción de sobra. Por su parte, el Congreso debería aprobar anteproyectos de financiación militar "de manera más oportuna", así como autorizar al Pentágono a sellar contratos a largo plazo con proveedores de armas, sugiere el medio.