La compañía italiana Energy Dome ha presentado una innovadora batería basada en dióxido de carbono que permite almacenar energías renovables, según lo anunció la empresa esta semana.
Su tecnología consiste en almacenar dióxido de carbono y comprimirlo para que pase a estado líquido, almacenando el calor que genera el proceso. Cuando hay que suministrar energía, el calor almacenado calienta el CO2 líquido convirtiéndolo nuevamente en gas y empujándolo a través de una turbina, generando de esa forma electricidad.
Se trata de un ciclo termodinámico cerrado, que no libera carbono a la atmósfera y que sólo requiere agua y acero. Además, permite almacenar y utilizar energía de distintas fuentes renovables, como la eólica o la solar.
Energy Dome explica que el CO2 es uno de los pocos gases que se pueden condensar y almacenar como líquido a temperatura ambiente. Esto lo convierte en un fluido perfecto para almacenar energía de manera rentable, pues no requiere de temperaturas criogénicas extremas, lo que abarata el proceso.
Las emisiones de CO2 relacionadas con la energía representan la mayor parte de las emisiones a nivel mundial, por lo que reducirlas se ha convertido en una cuestión prioritaria.
Si bien es cierto que el mundo avanza hacia la implantación de fuentes de energía renovables y no contaminantes para el medio ambiente, la naturaleza impredecible de ese tipo de energía limita su uso generalizado, explica la compañía. Por ello resulta imprescindible articular tecnologías rentables y viables de almacenar energías renovables.
La nueva tecnología no sólo captura parte del CO2 que emitimos a la atmósfera, lo que ya representa un logro en sí mismo, sino que, además, lo emplea a fin de reducir las emisiones de ese mismo gas contaminante.