Fotografías nunca antes vistas que muestran la llegada de los primeros prisioneros desde Afganistán al centro de detención estadounidense de Guantánamo han sido publicadas este 12 de junio por The New York Times, que las obtuvo de los Archivos Nacionales amparándose la Ley de Libertad de Información.
Las imágenes, tomadas por fotógrafos militares, revelan el proceso de traslado y recibo de los reclusos durante las etapas iniciales del funcionamiento de la prisión militar de alta seguridad ubicada en territorio cubano, que abrió sus puertas poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas de Nueva York.
Los prisioneros fueron llevados a la Base Naval de la Bahía de Guantánamo en un avión de carga de la Fuerza Aérea estadounidense. Iban vestidos con túnicas naranjas, estaban inmovilizados y llevaban orejeras, mascarillas y gafas con los lentes tapados.
Uno de los fotógrafos explicó que un miembro de la tripulación colocó una pequeña bandera estadounidense en las manos de uno de los detenidos, que estaba esposado y encadenado, para que se le tomara una fotografía de recuerdo. Otro preso que se encontraba a su lado fue atado con cinta adhesiva después de que intentara moverse para ver qué pasaba a su alrededor.
El medio precisa que a los detenidos se les impedía cualquier percepción sensorial para que no pudieran ver ni percibir su entorno, y se les ponían mascarillas médicas ante la sospecha de que algunos de ellos pudieran padecer tuberculosis.
Una vez en tierra, los presos eran transportados en autobuses escolares modificados que en lugar de asientos tenían una barra de metal en el suelo para poder encadenarlos, y eran recibidos por integrantes de las fuerzas de reacción rápida vestidos con equipo de combate completo y con escudos antidisturbios.
"Con los grilletes puestos, era más fácil transportarlos cargándolos", explicó Michael W. Pendergrass, fotógrafo de la Marina en aquel entonces. Los propios soldados revelaron que la mayoría de los primeros reclusos eran fáciles de cargar debido a su delgadez, un signo que podría indicar que estaban desnutridos.
Una vez encerrados en la prisión, a los detenidos les proporcionaban comida acorde con sus creencias religiosas, según el Ejército estadounidense. Además, disponían de dos cubos, uno para lavarse y otro para orinar. A la hora de la distribución de alimentos, los detenidos debían arrodillarse y mirar hacia otro lado de la puerta de su celda para que un guardia pudiera hacer entrar el plato.
La polémica prisión cumple 20 años
El 11 de enero de 2022 se cumplieron 20 años de la llegada de los primeros prisioneros a este centro de detención, que fue creado como un lugar al margen del derecho internacional para poder encarcelar, en teoría, a combatientes enemigos, terroristas y personas relacionadas directamente con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
Sin embargo, pronto comenzaron las dudas sobre quiénes eran los reos, y bajo qué circunstancias habían sido capturados. Las irregularidades se repitieron de manera constante, así como las denuncias de torturas, calificadas por el Pentágono como "técnicas de interrogación mejoradas". Estas prácticas incluían la privación del sueño, la exposición al frío o al calor extremo, alimentación forzosa por sondas nasales, o la infame técnica conocida como 'waterboarding', que consiste en ahogar al interrogado.
Pese a las torturas, con el paso de los años se fue confirmando que la gran mayoría de los casi 800 reos que han pasado por la prisión no suponían ninguna amenaza real. Es más, la gran mayoría ni siquiera fueron acusados de ningún delito. Es por ello que el número de presos se fue reduciendo drásticamente. Más de 500 fueron liberados o transferidos durante la Administración de George W. Bush, y otros 197 en el Gobierno de Barack Obama.
Precisamente este último insistió en la necesidad de cerrar Guantánamo, no solo por su alto coste y sus implicaciones legales, si no por ser contraria a los valores del pueblo estadounidense. Pero a pesar de que firmó una orden Ejecutiva para clausurar el centro de detención, se topó con la negativa del Congreso. Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca regresó la promesa de cerrar Guantánamo. Sin embargo, a finales de 2021 el mandatario firmó la Ley de Defensa que prohíbe el uso de fondos públicos para la liberación o transferencia de presos de Guantánamo a otros países.