El equipo de RT bajó a los sótanos de la planta siderúrgica Azovstal de Mariúpol, donde combatientes del batallón nacionalista Azov y militares ucranianos permanecieron parapetados por semanas antes de rendirse a finales del mes pasado, luego de que el Ministerio de Defensa de Rusia anunciara haber acordado evacuar a sus combatientes heridos.
En esa zona subterránea, donde tenían sus habitaciones los militares atrincherados, aún queda ropa y otros artículos personales. El rastro de medicamentos, principalmente tranquilizantes, ofrece una idea de la difícil condición de algunos de ellos en los últimos días de los combates.
Lo que más impresiona es la simbología nazi que se observa en el lugar: símbolos pintados en las paredes, en banderas y en prendas de vestir, afiches alusivos y libros, entre otros elementos.
"Estos símbolos están por todo el búnker y suponemos que crearon alguna seudoreligión propia", explica un miembro de las fuerzas rusas que acompañó al equipo de RT en su visita.
También se encontró armamento con identificadores que revelan que proviene de EE.UU. y Reino Unido. De acuerdo con el militar ruso, se trata de un arsenal bastante poderoso que puede ser usado contra objetivos blindados y búnkeres. "En general, los combatientes de Azov lo tenían todo para organizar una defensa fuerte, pero eso no les ayudó", afirma.
La destrucción en todo el territorio de la planta es evidente y refleja la voracidad de los sangrientos combates que se vivieron semanas atrás. El olor dejado por los cadáveres aún se percibe y en la tierra permanecen restos de municiones y demás vestigios de los enfrentamientos.