El primer ministro australiano se niega a intervenir públicamente sobre la extradición de Julian Assange
El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, rechazó los llamados para exigir públicamente que EE.UU. abandone el enjuiciamiento del fundador de WikiLeaks y ciudadano australiano, Julian Assange, sin embargo, resaltó que mantiene sus comentarios anteriores en los que se opone a su persecución, recogen medios locales.
Los partidarios de Assange han instado a Albanese a intervenir en el caso desde que el Gobierno británico aprobó la semana pasada la extradición del ciberactivista a EE.UU., donde se enfrenta a cargos de espionaje y hasta 175 años de prisión.
Albanese, que llegó al poder el mes pasado, aseguró que seguiría con el tema fuera de la mirada pública y agregó que su gobierno continuaría enfocándose en elevar su posición sobre la decisión a través de canales diplomáticos.
"Hay algunas personas que piensan que, si pones las cosas en mayúsculas en Twitter y pones un signo de exclamación, eso de alguna manera lo hace más importante. No es así", dijo a los periodistas.
Asimismo, resaltó que respaldaba sus comentarios pasados, donde declaró que no veía el propósito de la "persecución continua" de Assange y que "ya es suficiente".
Por su parte, el diputado independiente australiano Andrew Wilkie pidió al mandatario del país oceánico que hiciera un llamamiento inmediato y directo al presidente estadounidense Joe Biden y al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, en nombre de Assange.
"Acabar con esta locura"
"No tengo ninguna duda de que Anthony Albanese tiene suficiente influencia sobre el primer ministro británico para poner fin a esto si levanta el teléfono y dice, 'acabar con esta locura'", señaló Wilkie a ABC, al tiempo que destacó que la relación de Albanese con Biden es lo "suficientemente buena" como para "levantar el teléfono y decirle: 'termina con esta locura'".
Asimismo, el fiscal general Mark Dreyfus, y la ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Penny Wong, respondieron a la decisión de Londres señalando que el "caso de Assange se ha alargado demasiado y que debería cerrarse".
Anteriormente, la esposa del fundador de WikiLeaks , Stella Assange, mencionó a ABC que ha habido un "cambio" en el enfoque del Gobierno británico sobre el caso desde que los laboristas ganaron las elecciones y subrayó la necesidad de una intervención inmediata.
"Es obvio que el Gobierno australiano puede y debe hablar con sus aliados más cercanos para cerrar este asunto", precisó Stella.
Los abogados de Assange tienen 14 días desde la fecha del dictamen para presentar una apelación en el Tribunal Superior del Reino Unido.