Un hombre, de 53 años, se ha suicidado después de asesinar a su esposa, de 44 años, y a una amiga de esta, de 70, en una vivienda de la calle Serrano de Madrid, en el pudiente barrio de Salamanca. El hombre ha sido identificado como Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes, conde de Atarés, marqués de Perijá y 'grande de España'.
La mujer había denunciado por malos tratos a su marido en 2018, cuando llegaron a separarse, pero poco después reanudaron la convivencia. En la actualidad no existía ninguna orden de alejamiento en vigor ni ninguna otra medida de protección, aunque entre la pareja se seguían produciendo frecuentes disputas.
La semana pasada la víctima viajó a París, en compañía de su hija de 12 años. Regresó a su domicilio en Madrid el domingo por la noche, acompañada de una amiga en previsión de que pudiera producirse una nueva pelea con su esposo. El crimen tuvo lugar pocas horas después, en la madrugada del domingo al lunes. La menor no se encontraba presente, ya que viajó un día después que su madre, acompañada por la madre de una amiga.
Varios vecinos han confirmado que entre la 1 y las 2 de la madrugada se oyeron varios golpes y detonaciones, pero nadie avisó a la Policía, habida cuenta de que eran ruidos que se escuchaban con frecuencia, puesto que el conde solía practicar tiro en el patio del inmueble.
La alerta saltó el lunes por la mañana cuando el conserje del edificio, a través de una ventana, observó un cadáver en el suelo de una de las estancias de la vivienda. Hasta allí se desplazaron agentes de la Unidad de Prevención y Reacción, que hallaron los tres cuerpos sin vida con heridas de arma de fuego.
El cadáver de la víctima de mayor edad estaba en el salón, junto al cuerpo del hombre, a cuyos pies se encontraba el arma con la que habría acabado con la vida de las dos mujeres antes de suicidarse. En la cocina se hallaron los restos de su mujer, con una herida de bala en la sien.
Un vecino problemático
Según los testimonios recogidos por diversos medios de comunicación, el presunto homicida era un hombre muy excéntrico y problemático, que había protagonizado diversos incidentes con anterioridad. Así, al parecer había mantenido discusiones con varios vecinos del inmueble donde residía y también con otras personas de su barrio, llegando a agredir a una de ellas por un incidente relacionado con una plaza de aparcamiento, como recoge 20 minutos.
Solía practicar tiro en el interior del inmueble donde vivía, en el patio, y poseía diversas armas, que incluso sacaba a la calle. Al parecer, todas ellas con licencia, puesto que era aficionado a la caza.
Según cuentan los vecinos a algunos medios, como El Mundo, fue uno de los asiduos a las manifestaciones de los 'cayetanos', como se conocieron las protestas contra el Gobierno que tuvieron lugar durante la pandemia, cuando se levantó el primer y más severo confinamiento, en algunas de las calles con mayor poder adquisitivo de la capital española.
El hombre, que hacía años que no trabajaba y que poseía numerosas propiedades heredadas, tenía toda una colección de elementos con simbología fascista y franquista en su domicilio, como banderas o armas.