El proceso de redacción de una nueva Constitución en Chile volvió a quedar envuelto en una controversia luego de que los expresidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera rechazaran participar en la ceremonia de clausura de los trabajos que los convencionales realizaron durante un año. El acto se realizará el próximo 4 de julio, dos meses antes del plebiscito en el que la ciudadanía decidirá si aprueba o rechaza el borrador.
Los exmandatarios enviaron cartas por separado a la Convención en las que declinaron la invitación que se les realizó de última hora al evento, ya que, en principio, el órgano constituyente anunció que no los convocaría por "problemas de aforo".
La decisión generó fuertes críticas, ya que se consideró como un agravio a los expresidentes de un país en el que, más allá de las divergencias político partidarias, la institucionalidad ha predominado en las últimas décadas.
Para amainar la polémica, la Convención decidió invitar finalmente a los antecesores de Gabriel Boric, pero uno por uno declinaron la convocatoria, lo que ahora se interpreta como un "boicot" a la nueva Carta Magna que pretende sustituir a la que rige actualmente y que fue una herencia del Gobierno del fallecido dictador Augusto Pinochet.
Aunque la expresidenta Michelle Bachelet es la única que no ha respondido formalmente a la invitación, no se prevé su participación en la ceremonia, ya que todavía radica en Ginebra por su cargo como alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y recién volverá a Chile a fines de agosto.
La ausencia de los exmandatarios abona a la incertidumbre que rodea el proceso constitucional, ya que, según las encuestas, a dos meses del plebiscito, es mayor la cantidad de ciudadanos que no está de acuerdo con el borrador. El último sondeo de la consultora Cadem, por ejemplo, anticipa que el 'Rechazo' tiene un 46 % de apoyo frente al 37 % que alcanza el 'Apruebo'. Los indecisos suman un 17 %.
Este panorama afecta al presidente Gabriel Boric, quien sí participará de la clausura de los trabajos de la Convención y de la presentación del borrador constitucional, ya que fue uno de los principales impulsores de este proceso y parte de su programa de Gobierno depende de las reformas que se realicen.
Las cartas
El primero en rechazar la invitación de la Convención fue Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el expresidente de 79 años que gobernó Chile de 1994 al 2000.
"Si bien agradezco su invitación a la Sesión del Pleno de la Convención Constitucional del próximo 4 de julio, en esta ocasión no participaré", señaló sin mayores explicaciones en una breve carta enviada a la presidenta del órgano constituyente, María Elisa Quinteros, y al vicepresidente Gaspar Domínguez.
Luego se sumó Ricardo Lagos, quien fue presidente de 2000 a 2006. "Dado las dificultades existentes ante el aforo que debe respetarse, le rogaría que no considere mi nombre en la ceremonia de presentación del texto de la Nueva Constitución", afirmó al retomar el argumento inicial que dieron los convencionales para excluir a los exmandatarios.
A diferencia de Frei Ruiz-Tagle, Lagos sí amplió sus argumentos al aclarar que prefiere que su lugar lo ocupen personas que han tenido menos oportunidades de participación e interacción durante el trabajo de la convención, ya que en el evento se informará a cabalidad sobre los alcances del borrador de la nueva Constitución.
"Por lo tanto, he decidido no participar en la ceremonia de clausura donde se entregará el texto final y prefiero dejar mi lugar a otra persona que lo requiera más que el suscrito", afirmó en una misiva que tiene un tono conciliador, ya que recuerda que él ha estado pendiente de los trabajos de la Convención y mantiene una relación cercana con este proceso.
Incluso recordó que expuso en la Comisión de Sistema Político y participó en el debate de la Comisión de Derechos Fundamentales, dos de los grupos de trabajo en los que se dividió el órgano constituyente, y que, además, envió un informe de la política económica que ejerció durante su Gobierno para demostrar que, en ese periodo, la desigualdad disminuyó en el país.
"Lo anterior refleja el interés que he tenido en colaborar, en la medida de mis posibilidades, con el trabajo de la Convención", añadió.
Por el contrario, el expresidente Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018-2022), quien no apoyó este proceso, sí criticó la manera en la que se organizó la presentación del borrador constitucional.
"Creo que la forma confusa y contradictoria en que se invitó a la y los expresidentes no honra la tradición de respeto republicano de nuestro país", señaló en una carta en la que advirtió que las constituciones deben ser el gran marco de unidad, estabilidad y proyección, dentro del que se debaten democráticamente las distintas ideas, se revuelven las legítimas diferencias y se construye un mejor futuro.
"Para lograr este objetivo, es fundamental que la Constitución tenga un amplio y sólido apoyo ciudadano, para que sea reconocida y respetada por todos (...) en Chile llevamos más de 40 años dividiéndonos y confrontándonos en torno a la Constitución del 80', a pesar de sus múltiples y significativas reformas", aseguró.
La inmensa mayoría de los chilenos, consideró, "no quiere seguir dividiéndose y confrontándose en torno a la Constitución durante los próximos 40 años. Quiere unidad y que la Constitución sea la casa de todos".
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