EE.UU. planearía pagar indemnizaciones a algunas de las víctimas del 'síndrome de La Habana'

El plan prevé compensaciones de seis dígitos para los funcionarios que sufrieron las consecuencias más negativas del síndrome, como la pérdida de trabajo.

La Administración Biden planea pagar indemnizaciones de entre 100.000 y 200.000 dólares a una serie de diplomáticos y agentes de inteligencia de EE.UU. que padecieron síntomas del malestar conocido como el 'sídrome de La Habana', informa The Washington Post, que cita a fuentes del Congreso del país y un exfuncionario familiarizado con el asunto.

En octubre del año pasado, el presidente Joe Biden firmó la 'Ley de La Habana' que, entre otras cosas, autoriza a la CIA y al Departamento de Estado a brindar más asistencia económica a las víctimas del síndrome, definido por las autoridades estadounidenses como un "incidente de salud anormal". Aún así, la elaboración de un plan de apoyo concreto se vio dificultada en vista de la amplia gama de síntomas que impiden un diagnóstico definitivo.

Según las fuentes, se asignarán compensaciones de seis dígitos a los funcionarios que sufrieron las consecuencias más negativas causadas por el síndrome, como la pérdida de trabajo. Tanto funcionarios activos como antiguos y sus familiares podrán solicitar las indemnizaciones, aunque los criterios exactos de admisibilidad aún están por anunciarse.

Tampoco se trata de una cifra definitiva, ya que el plan de indemnizaciones todavía se encuentra en las etapas finales de revisión, subrayan las fuentes.

El polémico síndrome

El 'síndrome de La Habana' recibió su nombre de los primeros casos que se reportaron en la Embajada de EE.UU. en la capital cubana en 2016. Entre 2016 y 2018 decenas de diplomáticos de EE.UU. y Canadá en Cuba se quejaron de manera reiterada de que sufrían mareos, visión borrosa, pérdida de memoria y dificultad para concentrarse.

La Administración Trump responsabilizó al Gobierno cubano de estos efectos y en 2017 redujo parte de su personal diplomático en la isla alegando que la salud de sus trabajadores corría peligro.

Desde entonces, casos similares fueron reportados en otros países del mundo, entre ellos varios de Europa y América Latina. 

El año pasado, el director de la CIA, William Joseph Burns, sugirió que Rusia podría estar detrás e incluso advirtió sobre "consecuencias" si esto se confirmaba. Moscú, por su parte, rechazó cualquier relación con los incidentes de salud. Un informe posterior de la CIA concluyó que es "poco probable que un actor extranjero, incluida Rusia, esté llevando a cabo una campaña sostenida a nivel mundial que dañe al personal de EE.UU con un arma o mecanismo".