Ante la reducción en el suministro de gas por parte de Rusia a Alemania, los ejecutivos de la empresa germana BASF están contemplando cerrar su complejo químico integrado más grande del mundo, que se ubica en la ciudad de Ludwigshafen y está integrado por alrededor de 200 plantas químicas, informó este lunes el periódico The Wall Street Journal.
Alemania recibe en la actualidad el 35 % de sus importaciones de gas natural desde Rusia, en comparación con el 55 % que recibía antes del conflicto en territorio ucraniano. Esta situación ha afectado a la compañía BASF, que durante años ha empleado el gas natural ruso, debido a que es abundante y económico.
Aproximadamente el 60 % del gas que consume BASF en Europa está destinado a la generación de energía y vapor, mientras que el otro 40 % se emplea como materia prima para la producción de amoniaco y acetileno. El complejo de Ludwigshafen representa alrededor del 4 % de la demanda total del gas de Alemania.
"Detener la producción aquí sería una tarea gigantesca", comentó el economista jefe de BASF, Peter Westerheide, quien aseguró que jamás se habían "enfrentando a una situación así". "Es difícil de imaginar", añadió.
Los gerentes de la multinacional alemana estiman que el complejo de Ludwigshafen podría seguir operando si el suministro de gas se mantiene por encima del 50 %. En caso contrario, se tendría que suspender la producción, afectando aún más la economía de Europa, debido a que BASF es una parte fundamental de la mayoría de las cadenas de suministro industrial.
De acuerdo con analistas, la interrupción en la producción de amoniaco por parte de BASF podría provocar una crisis alimentaria a nivel mundial, dado a que este compuesto químico se emplea para la fabricación de fertilizantes.
El pasado 14 de junio, la empresa estatal rusa Gazprom anunció la disminución en el flujo de gas natural a través del gaseoducto Nord Stream, argumentando que la compañía alemana Siemens aún no ha devuelto el equipo técnico utilizado para bombear gas. La compañía rusa comunicó que actualmente se pueden proporcionar diariamente hasta 100 millones de metros cúbicos de gas, en vez de los 167 millones previstos.
El pasado jueves, el Gobierno alemán activó el segundo nivel del plan nacional de emergencias de gas, pasando por la fase de alerta. "A partir de ahora, el gas es un bien escaso en Alemania", comunicó el vicecanciller y ministro de economía del país, Robert Habeck.