El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció este martes que se arreciará la "guerra" contra las pandillas, después de que tres agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), dos hombres y una mujer, hayan sido asesinados durante una emboscada en el departamento occidental de Santa Ana, al parecer perpetrada por miembros de estas organizaciones criminales.
"Esto nos demuestra que debemos arreciar la guerra contra las pandillas", sostuvo el mandatario en rueda de prensa, porque "si paramos ahora, ellos se van a reagrupar", afirmó. Además, declaró que el recrudecimiento de dicha "guerra" se debe hacer "se queje quien se queje".
"En un enfrentamiento con pandilleros en Santa Ana, tres de nuestros agentes de la PNC han fallecido víctimas del fuego de las pandillas", declaró Bukele, quien informó de que uno de los fallecidos era el jefe de la sección de emergencias de la localidad. Los agentes fueron atacados mientras hacían tareas de patrullaje.
Las autoridades detuvieron a uno de los atacantes, que se encuentra herido y presuntamente pertenece a la facción Sureños de la pandilla Barrio 18, mientras busca a otros dos individuos presuntamente responsables de los asesinatos en Santa Ana, Adolfo Alfredo Mejía Lemus, alias 'Robiño', y Geovanny Chigüila Olmedo, alias 'Chimpa', cuyas imágenes ha difundido el ministro del Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro.
El presidente informó de que se aumentará la presencia de las fuerzas de seguridad en la zona donde tuvo lugar el ataque, así como en otros lugares con fuerte presencia de pandillas. "Si ellos piensan que esto va a hacer que retrocedamos en la guerra contra las pandillas, se equivocan", dijo el mandatario, y añadió: "Ahora van a ver de verdad lo que significa desatar la fuerza del Estado contra estos criminales", a pesar de que "se quejen" las organizaciones de derechos humanos y "los países enemigos de nuestro pueblo".
Además, Bukele sostuvo que el régimen de excepción, declarado en el país tras el asesinato de 87 personas durante un solo fin de semana en marzo, durará hasta que se acabe la guerra contra las pandillas: "Evidentemente el régimen de excepción es de excepción, no va a durar para siempre. Sin embargo, la guerra duró una década, no esperamos que dure una década pero tampoco lo vamos a quitar en dos o tres meses, antes de acabar la guerra contra las pandillas", aseguró.
El régimen de excepción decretado en marzo por el Congreso, a solicitud de Bukele, ha permitido detener hasta este lunes 27 de junio a 43.086 presuntos pandilleros. Habilita a las autoridades a realizar detenciones sin autorización judicial y suspende algunos derechos y libertades.
Ese régimen, que ha sido prorrogado por tercera vez hasta finales de julio, ha sido duramente criticado por organizaciones humanitarias y ha sido calificado de "insostenible" por el encargado de negocios de la Embajada de EE.UU. en San Salvador, Patrick Ventrell.
"Es una política insostenible, que ya ha dejado decenas de miles de detenidos y numerosas denuncias de violaciones a derechos humanos, arrestos arbitrarios y muertes de detenidos también", aseguró Ventrell el viernes de la semana pasada.
Palabras a las que este martes reaccionó Bukele sosteniendo que cuando otros países han tenido que enfrentar momentos duros El Salvador ha mostrado su solidaridad: "Nos consideramos amigos de los demás países, de la Comunidad Internacional y de los EE.UU. y esperaríamos lo mismo, que se muestren solidarios con la pérdida de vida de salvadoreños".
En el Salvador operan principalmente las pandillas MS-19 y Barrio 18. Se calcula que en el país, de menos de 7 millones de habitantes, existen unos 70.000 miembros de estas organizaciones delictivas.
Tras el decreto del régimen de excepción y las detenciones masivas practicadas durante los últimos tres meses, se calcula que más de 59.000 de esos miembros, alrededor del 84 %, se encuentran encarcelados.