Una empresa china compró tierras de cultivo en el estado estadounidense de Dakota del Norte, justo al lado de una base de las Fuerzas Aéreas del país norteamericano que, según se cree, alberga la tecnología militar de drones más sofisticada. La adquisición ha provocado preocupación en Washington por el posible espionaje de Pekín. La base es también la sede de un nuevo centro de redes espaciales que, según un senador local, se encarga de "la columna vertebral de todas las comunicaciones militares de EE.UU. en todo el mundo".
Fufeng Group, una compañía con sede en la provincia de Shandong especializada en potenciadores del sabor y sustitutos del azúcar, adquirió recientemente, de tres residentes de la región, más de 100 hectáreas de tierras de cultivo cerca de Grand Forks, una zona rural situada cerca de la frontera con Canadá. El coste de la compra-venta fue de 2,6 millones de dólares, según informó este viernes CNBC, citando expertos y funcionarios.
Preocupaciones entre lugareños
Según uno de los vendedores, llamado Gary Bridgeford, la venta de tierras a una empresa china provocó una reacción visceral: algunos lugareños plantaron carteles en su patio delantero condenando la transacción. "Me han amenazado", dijo, instando a que los temores de que el Gobierno del gigante asiático utilice la zona como punto de partida para operaciones de espionaje son infundados. "¿Cómo podrían tener conocimiento de la base?", se preguntó. "Está a unas 12 millas [19 kilómetros] de distancia. No es como si estuviera al lado. […] La gente oye lo de China y hay preocupación", añadió.
Mientras, el propietario de un negocio local, Craig Spicer, señaló que los temores están justificados: "Me hace sentir nervioso por mis nietos. Me pone nervioso por mis hijos".
El alcalde de la ciudad, Brandon Bochenski, dijo que solo quiere hacer negocios: la planta propuesta, de 700 millones de dólares, crearía más de 200 puestos de trabajo directos y otras oportunidades de logística, transporte por carretera y otros servicios de apoyo. "Es decir, somos un municipio de unos 60.000 habitantes", dijo. "No tenemos presupuesto para tener un aparato de recogida de información aquí. Hacemos lo mejor que podemos y confiamos en nuestros socios", apuntó.
¿Una amenaza para la seguridad de EE.UU.?
Sin embargo, altos oficiales de las Fuerzas Aéreas estadounidenses difundieron el pasado mes de abril un memorando en el que advertían de que la presencia de la compañía china en Grand Forks, una ciudad de apenas 60.000 habitantes, constituía una amenaza para la seguridad nacional.
"Algunos de los elementos más delicados de Grand Forks son los enlaces digitales de subida y bajada inherentes a los sistemas aéreos no tripulados y su interacción con los activos basados en el espacio", afirmó el mayor de las Fuerzas Aéreas de EE.UU., Jeremy Fox. Agregó que una empresa del país asiático con proximidad a esos datos "representaría un costoso riesgo para la seguridad nacional, causando un grave daño a las ventajas estratégicas de Estados Unidos".
Fox argumentó que las Fuerzas Aéreas tendrían poca capacidad para detectar cualquier vigilancia electrónica sobre las transmisiones de drones y satélites que se realizaran desde la propiedad china. "La recogida pasiva de esas señales sería indetectable, ya que los requisitos para hacerlo solo requerirían antenas ordinarias sintonizadas a las frecuencias de recogida adecuadas", señaló. "Esto introduce una grave vulnerabilidad en las instalaciones de nuestro Departamento de Defensa y es increíblemente comprometedor para la seguridad nacional de Estados Unidos", detalló.
El senador Kevin Cramer también expresó su oposición a la compra de las tierras por parte del Grupo Fufeng, al que considera una fachada del Gobierno chino. "Creo que infravaloramos lo eficaces que son a la hora de recopilar información, recoger datos y utilizarlos de forma nefasta", subrayó a CNBC. "Y por ello, preferiría no tener al Partido Comunista Chino haciendo negocios en mi patio trasero", manifestó.
El demócrata Mark Warner, que preside el Comité de Inteligencia del Senado, se hizo eco de ese sentimiento. "El Comité de Inteligencia del Senado ha dado la voz de alarma sobre la amenaza de contraespionaje que supone [China]", dijo. "Deberíamos estar seriamente preocupados por las inversiones chinas en lugares cercanos a sitios sensibles, como las bases militares en todo EE.UU.", indicó.
Previamente, el portal AgDaily comunicó este jueves que los legisladores están impulsando en el Congreso un proyecto de ley que prohibiría a entidades extranjeras como las de China, Irán, Rusia y Corea del Norte comprar tierras agrícolas estadounidenses.
Respuesta de China
Por su parte, Liu Pengyu, portavoz de la Embajada de China en Washington declaró a New York Post que Pekín "anima a las empresas chinas a realizar inversiones y cooperación en el extranjero sobre la base de las leyes locales".
El vocero señaló que "China siempre se opone a la generalización por parte de EE.UU. del concepto de seguridad nacional y del abuso del poder del Estado". "Esperamos que EE.UU. actúe de acuerdo con la ley y proporcione un entorno equitativo, justo y no discriminatorio para que las empresas extranjeras, incluidas las chinas, inviertan y operen en EE.UU.", añadió.
Al mismo tiempo, Eric Chutorash, director de operaciones de Fufeng USA, filial estadounidense de Fufeng Group, en declaraciones a CNBC quitó hierro a las preocupaciones de que la planta pudiera utilizarse para espiar la base de las Fuerzas Aéreas. "Estamos bajo la ley de Estados Unidos, soy un ciudadano estadounidense, he crecido toda mi vida aquí, y no voy a realizar ningún tipo de actividades de espionaje ni a estar asociado con una empresa que lo haga, y sé que mi equipo piensa exactamente lo mismo", subrayó.
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