El estallido de rumores sobre los inminentes cambios en el gabinete del presidente Alberto Fernández volvió a alterar el clima político de Argentina, en medio de la crisis económica y la pelea interna que mantiene a la coalición peronista gobernante al borde de la fractura.
Hasta el mediodía del jueves, lo único seguro es que habrá modificaciones en el equipo del mandatario, ya que él mismo lo confirmó ante los gobernadores con los que se reunió en la residencia presidencial, pero todavía no se definía cuáles. Las versiones más fuertes apuntan a que el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, será ministro de Economía o un "superministro" con múltiples funciones.
La tensión se acrecentó con la sorpresiva renuncia de Gustavo Béliz a la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, ya que formaba parte del bloque de funcionarios que pertenecen al círculo más cercano de Fernández y que es cada vez más escaso.
El miércoles hubo una fuerte campaña mediática, con declaraciones y versiones "en off" de gobernadores, funcionarios y legisladores, para instalar la idea de que Massa ya había sido designado como ministro de Economía en lugar de Silvina Batakis, quien asumió apenas el pasado 4 de julio, luego de la escandalosa renuncia de Martín Guzmán.
El diario Clarín confirmó la noticia a través de sus redes sociales, pero luego borró los mensajes. Fue el colofón de una jornada en la que todos los medios tradicionales y opositores al Gobierno presionaron por la llegada de Massa al gabinete con el argumento de que eso es lo que quieren "los mercados", ya que es una figura política "que tranquiliza" al sector financiero.
Por el contrario, organizaciones que todavía forman parte de la coalición peronista gobernante temían que Massa fuera el elegido para profundizar el ajuste que exige el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para complicar la situación, en el momento de mayor efervescencia por la supuesta llegada del diputado a Economía, Batakis ni siquiera se encontraba en el país, ya que recién terminaba su primera gira en EE. UU., en donde se entrevistó con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, y el secretario del Tesoro, David Lipton.
Crisis sin fin
Por la noche, cuando Argentina otra vez estaba en vilo ante posibles anuncios, Massa publicó una desmentida. "Veo muchos rumores y versiones. No tuve ningún ofrecimiento y recién quedé en charlar con el presidente sobre la agenda de trabajo entre viernes y sábado", afirmó.
Sin embargo, ya era tarde para calmar la controversia que desató la desprolijidad en el trato hacia Batakis, una economista que aceptó asumir como ministra en medio de una de las peores crisis que ha enfrentado el Gobierno, y que ahora quedó acosada por operaciones políticas y disputas de poder.
El jueves, en medio de la incertidumbre, la todavía ministra se entrevistó con el presidente, pero no hubo declaraciones a la prensa ni comunicado oficial sobre la reunión.
Para entonces, otra versión instalada en casi todos los medios apuntaba a que ella se mantendrá como ministra, pero Massa ingresará como una especie de súper ministro del área económica que incluirá producción y agricultura, entre otros sectores.
Todo esto ocurre en una Argentina que sigue sumida en una crisis económica, con inflación y devaluación récord, casi el 50 % de la población en condiciones de pobreza, con escasas reservas y una deuda con el FMI que tendrá que renegociar a cambio de cumplir las imposiciones del organismo.
El costado político más grave, en tanto, es la pelea que sostienen el presidente y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien en los últimos meses profundizó sus críticas, sobre todo en materia económica, lo que empujó la salida de Guzmán, el ministro que decidió renunciar un sábado a la noche y a través de redes sociales.