Las razones de la designación de Sergio Massa, el nuevo 'superministro' para encauzar la economía en Argentina

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se convertirá a partir de la próxima semana en el ministro más poderoso del gabinete de Alberto Fernández en medio de la grave crisis económica y política que enfrenta Argentina.

La víspera, después de días de especulaciones, finalmente el Gobierno confirmó que Massa quedará al frente de una cartera que unificará los ministerios que encabezaban Silvina Batakis (Economía y Hacienda); Daniel Scioli, (Desarrollo Productivo) y Julián Domínguez (Agricultura, Ganadería y Pesca).

En una jornada agitada, se confirmó que Batakis, la economista que solo fue ministra durante 25 días, presidirá el Banco Nación, en tanto que Scioli, quien ocupó el cargo mes y medio, volverá a ser embajador en Brasil. Domínguez, por ahora, se queda sin puesto.

Horas antes del anuncio, Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia y uno de los funcionarios más cercanos a Fernández, había renunciado de manera sorpresiva. Su lugar será ocupado por Mercedes Marcó del Pont, quien le dejó su cargo como titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos a Carlos Castagneto.

Además de los tres ministerios que se unificarán en uno solo, Massa, un líder peronista que fue candidato presidencial en 2015 y tiene vínculos cercanos con EE.UU., también quedará a cargo de las relaciones con los organismos internacionales de crédito, lo que es fundamental debido al alto nivel de endeudamiento del país sudamericano.

De esta forma, el dirigente de 50 años será una especie de "superministro" que deberá ordenar la gestión y los proyectos en materia económica, que detonaron el fuerte enfrentamiento entre el presidente y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y que ha mantenido al borde de la ruptura al Frente de Todos, la coalición gobernante.

En el plano interno, se convertirá en un factor de equilibrio, ya que representa al tercer socio principal del Frente de Todos, la alianza con la que "los Fernández" ganaron las elecciones en 2019.

Hoy, ambos acordaron la llegada de Massa al gabinete en medio de la frágil tregua que sostienen después de meses de pleitos públicos y privados en los que uno de los principales reclamos de la expresidenta era que se cambiara al gabinete. Por fin lo consiguió.

Frenesí político

Confirmado Massa en su nuevo cargo, la duda pasa por saber quién lo sustituirá en la presidencia de la Cámara de Diputados, un rol estratégico debido a la debilidad política que enfrenta actualmente un Gobierno que roza el 20 % de aprobación y que es acosado por los opositores partidarios, mediáticos y empresariales.

Los cambios de gabinete se concretaron después de dos jornadas plagadas de rumores que mantuvieron en tensión al país.

El miércoles hubo una fuerte campaña mediática, que incluyó declaraciones y versiones "en off" de gobernadores, funcionarios y legisladores, para instalar la idea de que Massa ya había sido designado como ministro de Economía en lugar de Batakis, quien ni siquiera se encontraba en el país, ya que estaba en EE.UU., en donde se entrevistó con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, y el secretario del Tesoro, David Lipton. Fue su primera y última gira.

Por la noche, cuando Argentina otra vez estaba en vilo ante posibles anuncios, Massa publicó una desmentida. "Veo muchos rumores y versiones. No tuve ningún ofrecimiento y recién quedé en charlar con el presidente sobre la agenda de trabajo entre viernes y sábado", afirmó. Al final, la reunión se adelantó.

Así, el jueves por la mañana hubo reuniones entre el presidente y Massa, y de este con Fernández de Kirchner. El mandatario también recibió a Batakis, recién llegada de su viaje. En ningún caso hubo información oficial, lo que alimentó las especulaciones que plagaban las redes y los portales.

Entre ellas, destacaba la controversia por el maltrato hacia Batakis, una economista que aceptó asumir como ministra en medio de una de las peores crisis que ha enfrentado el Gobierno, cuando su antecesor Martín Guzmán renunció de una forma escandalosa: un sábado por la noche y a través de redes sociales. Casi tres semanas después, la economista quedó en medio de operaciones políticas y disputas de poder, pero de todas formas decidió permanecer en el gabinete para dirigir el Banco Central.

Todo esto ocurre en una Argentina que sigue sumida en una crisis económica, con inflación y devaluación récord, casi el 50 % de la población en condiciones de pobreza, con escasas reservas y una deuda con el FMI que tendrá que renegociar a cambio de cumplir las imposiciones del organismo.

Si te ha parecido interesante, compártelo con tus amigos