La Armada estadounidense se propone acelerar el desarrollo y la integración de buques no tripulados para hacer frente a la creciente flota de China, informa AP.
La participación de las cuatro mayores naves no tripuladas estadounidenses en los ejercicios navales en el Océano Pacífico, este verano, podría contribuir a los planes de la Armada de EE.UU. de aumentar el número de sus drones para reducir la brecha con Pekín, que sigue mejorando su flota al desarrollar e integrar tecnologías más avanzadas.
Se espera que las tecnologías para drones se integren en los próximos años con cruceros, submarinos y portaaviones tradicionales, con el fin de crear una flota no tripulada conectada en red. Según James Holmes, profesor de la Escuela de Guerra Naval de Newport, la Armada cree que estas tecnologías ayudarán a lograr tres claves del éxito militar: alcance de armas, reconocimiento, mando y control.
"La mayor ventaja de los buques robóticos es que podrían construirse a un costo inferior al de los buques de guerra convencionales, ya que la Armada intenta seguir el ritmo de China y Rusia", dijo Loren Thompson, analista de defensa del Instituto Lexington.
De acuerdo con AP, mientras que los grandes barcos robóticos de superficie, tipo Sea Hawk, Sea Hunter, Nomad y Ranger, han mostrado sus prestaciones en los ejercicios multinacionales RIMPAC, ahora ya se pueden ver resultados prometedores de naves más pequeñas. Una de ellas es Saildrone, barco de vela capaz de operar de forma autónoma durante meses. Se espera que unos 100 drones sean desplegados por EE.UU. y sus socios internacionales para el próximo verano.
Además, según las estimaciones del jefe de operaciones navales de EE.UU., almirante Mike Gilday, en total la Armada desplegaría 150 grandes buques de superficie y submarinos no tripulados para el año 2045.
Sin embargo, debido a una serie de fracasos previos en esa construcción, que han incluido problemas con la propulsión o el sistema de lanzamiento de aviones, para crear una flota de drones deberá antes ganarse la Armada las simpatías del Congreso, que al parecer no tiene prisa por financiar nuevos programas. La representante demócrata Elaine Luria afirma que se necesita mucha investigación y desarrollo para convencer al Congreso de que invierta en esta idea. "No podemos destinar todos los recursos [a los barcos robóticos], con un historial de 20 años de programas de naves fallidos", dijo.
La preocupación de la Armada estadounidense se acentúa por los recientes éxitos militares de Pekín. A principios de este verano, el primer buque no tripulado chino con inteligencia artificial y de fabricación nacional completó su primera prueba en aguas abiertas. Según estimaciones, sus características proporcionarían nuevas tácticas para la guerra naval: puede ser desplazado a zonas de combate de alto riesgo, con el fin de llevar a cabo misiones de reconocimiento, antisubmarinas, antiaéreas o antibuques.
Un grupo tal de barcos robóticos puede operar en posiciones de avanzada o reconocimiento, proteger zonas costeras o formar parte de una flotilla de embarcaciones de guerra convencionales. Además, pueden desplazarse individualmente en zonas alejadas y realizar operaciones distribuidas, por lo que los enemigos tendrían dificultades para eliminarlos uno por uno, o también formarse en enjambre para destruir las posiciones enemigas.