La misión permanente de Rusia ante la ONU ha rechazado las acusaciones lanzadas desde Estados Unidos contra sus fuerzas militares, a las que acusa de utilizar la planta nuclear ucraniana Zaporizhia como "base militar".
"Rechazamos totalmente esas acusaciones. Hemos declarado en reiteradas ocasiones que las acciones de nuestras Fuerzas Armadas no perjudican en ningún modo la seguridad nuclear en Ucrania y no obstaculizan el funcionamiento normal de la central", declaró este lunes la delegación rusa en un comunicado de respuesta a las palabras de Antony Blinken.
En el marco de la 10.ª conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que se celebra en la sede de la ONU en Nueva York, el secretario de Estado norteamericano afirmó el mismo día en rueda de prensa que "hay informes creíbles" que apuntan a que Rusia está utilizando la planta nuclear de Zaporizhia "como un equivalente a un escudo humano, pero un escudo nuclear en el sentido de que está disparando a los ucranianos desde los alrededores de la planta".
"Y, por supuesto, los ucranianos no pueden ni quieren responder a los disparos, no sea que se produzca un terrible accidente con una planta nuclear", agregó Blinken. La idea de que los militares rusos usan "reactores nucleares como tapadera" y "fortaleza" también la sostiene el periódico The New York Times, que dedicó un artículo al tema.
Por su parte, los diplomáticos rusos subrayan que la central nuclear "fue puesta bajo vigilancia únicamente con el fin de impedir que las formaciones nacionalistas ucranianas y los mercenarios extranjeros aprovecharan la situación en el país para, posiblemente, organizar una provocación nuclear de consecuencias impredecibles".
"En la central nuclear de Zaporizhia no hay ninguna formación militar, salvo un número limitado de personal militar necesario para garantizar su seguridad", concluyó la misión rusa ante la ONU. Asimismo, recordó que "en los últimos meses las formaciones armadas de Ucrania han llevado a cabo una serie de provocaciones con el uso de drones, incluidos los suministrados por los países miembros de la OTAN, con el objetivo de interrumpir el normal funcionamiento de la planta, intimidar a su personal, socavar la seguridad de la central nuclear y, en última instancia, crear una amenaza de catástrofe nuclear".
"Kiev da estos pasos contando con pleno apoyo de EE.UU. y otros Estados occidentales", agregaron los diplomáticos, que evocaron las preocupaciones manifestadas por Moscú ante el Consejo de Seguridad de la ONU durante la sesión del pasado 29 de julio.