La inflación interanual en la República Checa alcanzó el 17,5 % en julio, lo que representa un nivel récord no visto desde 1993, reportan medios locales con referencia a los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadística Checa (CSU).
Los precios acumulan 13 meses de subidas y, según los pronósticos, continuarán incrementándose. Sin embargo, "en comparación con el mes pasado, los precios aumentaron un 1,3 %, que fue el aumento mensual más moderado desde febrero de este año" afirmó Pavla Sediva, jefa del departamento de estadísticas de precios al consumidor de la CSU.
Los datos muestran que los productos más afectados por la inflación son los alimentarios y los energéticos. Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en un 19,3 %; concretamente, la carne subió un 21,7 %, los aceites y grasas, un 53,4 %, y la harina, un 64,1 %. En la esfera energética, el coste del gas natural se incrementó un 59,8 %, la electricidad, un 33,6 % y los combustibles sólidos, un 41,1 %.
El Banco Central del país había pronosticado un crecimiento interanual aún mayor, calculando que llegaría en julio al 18,8 %. Sin embargo, Miroslav Novak, analista de la agencia Akcent, afirmó que es demasiado temprano para alegrarse de una aparente estabilización de la tendencia inflacionista.
El experto apuntó que "el pico de la inflación al consumo aún está por llegar, y ya en agosto habrá un aumento significativo hacia el 20 %, teniendo en cuenta el mayor crecimiento de los precios de la electricidad y el gas para la población".