China lanzó al espacio el pasado 5 de agosto una nave espacial experimental reutilizable, para la que usó un cohete portador Long March-2F. No obstante, la nave aún no ha vuelto a la Tierra y las autoridades chinas no han especificado por cuánto tiempo más permanecerá en el espacio.
Este lunes, la nave voló justo sobre su sitio de lanzamiento, el centro espacial Jiuquan, en la región de Mongolia Interior, pero no aterrizó.
La situación resulta particularmente curiosa, pues se diferencia bastante del 'modus operandi' de la primera nave de este tipo lanzada al espacio por el gigante asiático en 2020, la cual permaneció en órbita durante apenas dos días y liberó una pequeña carga útil antes de regresar a la Tierra.
Según un reporte de Ars Technica, los expertos que monitorean el vuelo de la nueva nave han notado que su órbita es de unos 346 kilómetros por 593 kilómetros inclinada a 50 grados sobre el ecuador, mucho mayor que la de su predecesora, que era de unos 331 kilómetros por 347 kilómetros con una inclinación similar.
Por su parte, la prensa estatal china solo ha señalado que la nave espacial regresará a su sitio de aterrizaje programado "después de un período [indefinido] de operación en órbita" y ha asegurado que su objetivo es "brindar soporte tecnológico para el uso pacífico del espacio".
La idea detrás de las naves espaciales reutilizables es disponer de vehículos híbridos capaces de operar tanto en el espacio como en la atmósfera de la Tierra.