Un equipo de investigadores publicó recientemente en la revista iScience un estudio en el que anuncian haber utilizado ADN ambiental (eDNA, por sus siglas en inglés) para documentar la amplitud de la biodiversidad presente en la montaña más alta de la Tierra, el monte Everest.
Los científicos, dirigidos por la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre y la Universidad Estatal de los Apalaches (EE.UU.), recolectaron eDNA de muestras de agua durante un período de cuatro semanas en diez estanques y arroyos situados a alturas de entre 4.500 y 5.500 metros. A tales alturas no existen árboles, pero sí prosperan algunos arbustos y plantas con flores.
Pese a esta escasa biodiversidad de flora, los científicos identificaron en solo 20 litros de agua organismos pertenecientes a 187 órdenes taxonómicos, lo que constituye una sexta parte del total de órdenes conocidos en la Tierra.
Entre los animales microscópicos hallados se incluyen rotíferos y tardígrados, capaces de vivir en los entornos más extremos de nuestro planeta. También se encontraron especies como el perro doméstico y el pollo común, que evidencian cómo las actividades humanas están influyendo en el paisaje.
"Fuimos al monte Everest porque es informativo, puede enseñarnos cosas sobre el mundo en el que vivimos", aseguró Antón Seimon, codirector del estudio de campo y explorador de National Geographic.
Este inventario de eDNA ayudará a futuros estudios moleculares retrospectivos y de biomonitoreo a evaluar los cambios que se produzcan a lo largo del tiempo en el alto Himalaya a medida que se acentúe el calentamiento global y se derritan los glaciares. Los investigadores prevén que los ecosistemas de alta montaña serán de los que más rápida transformación sufrirán.
"La historia no termina aquí. Hay más por descubrir y esperamos que nuestros hallazgos ayuden a informar la exploración futura", concluyó Marisa Lim, de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre.