Científicos del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Birmingham (Reino Unido) publicaron este miércoles en la revista Nature un estudio en el que alertan sobre lo "lamentablemente mal preparado" que está el mundo ante una posible erupción volcánica masiva y sus consecuentes repercusiones en las cadenas de suministro y el clima.
Los expertos explican que existe un "concepto erróneo generalizado" de que los riesgos de grandes erupciones son bajos, y describen la actual falta de inversión gubernamental en el monitoreo y la respuesta ante posibles desastres volcánicos como "imprudente", en especial si se tiene en cuenta que se inyectan fondos para prevenir escenarios de mucha menor probabilidad, como la colisión de asteroides.
"Los datos recopilados de los núcleos de hielo sobre la frecuencia de las erupciones en el tiempo sugieren que existe una probabilidad entre seis de una explosión de magnitud siete en los próximos cien años. Eso es un juego al azar", dijo Lara Mani, coautora del estudio, quien subraya que "tales erupciones gigantescas han causado un cambio climático abrupto y el colapso de civilizaciones en el pasado distante".
Por su parte, Mike Cassidy, también coautor del estudio, añade que "la última erupción de magnitud siete fue en 1815 en Indonesia", lo que por entonces produjo un descenso global de las temperaturas de un grado, malas cosechas, hambrunas y epidemias.
"Ahora vivimos en un mundo con ocho veces más población y más de cuarenta veces el nivel de comercio. Nuestras complejas redes globales podrían hacernos aún más vulnerables a los impactos de una gran erupción", advierte.
Pese a estas perspectivas sombrías, los investigadores argumentan que se pueden tomar medidas para protegerse contra la devastación volcánica, desde una mejor vigilancia hasta una mayor educación pública y manipulación del magma, aunque para eso es necesaria la implicación directa y activa de los gobiernos.
"Los vulcanólogos llevan más de veinte años pidiendo un satélite dedicado a la vigilancia de los volcanes", comentó Mani a modo de ejemplo de la indiferencia mostrada por los gobiernos. "A veces tenemos que confiar en la generosidad de las empresas privadas de satélites para obtener imágenes rápidas", añadió.