Vivir sin envejecer o, mejor aún, vivir eternamente, siempre ha sido una vieja quimera del género humano. Pero mientras los científicos se afanan en descubrir el modo hacer realidad este sueño de la humanidad, en la naturaleza existe un organismo que parece haber logrado la inmortalidad.
Se trata de la pequeña medusa Turritopsis dohrnii, anteriormente clasificada como T. Nutricula, que tiene un diámetro máximo es de 4,5 mm y es biológicamente inmortal, ya que es capaz de volver repetida e indefinidamente a un estado anterior asexual denominado pólipo. De esa forma puede evitar su muerte por envejecimiento, mientras que otras medusas tienen una longevidad muy corta, de dos a seis meses.
El secreto radica en lo que se conoce como la transdiferenciación celular, proceso mediante el cual las células detectan qué partes del cuerpo faltan y las modifican para que vuelvan a crecer. Sin embargo, la Turritopsis dohrnii no puede controlar la transición entre distintas etapas de su crecimiento. Los estudios han demostrado que las condiciones ambientales deben ser necesariamente desfavorables para esa transformación, indica The Wall Street Journal. En el caso de estas medusas, podría tratarse de un cambio en la temperatura o la salinidad del agua.
Ahora un equipo de científicos liderado por Carlos López Otín del Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo, España, ha logrado secuenciar del genoma de la medusa inmortal, con la esperanza de descubrir el secreto de su longevidad única y encontrar nuevas pistas sobre el envejecimiento humano.
En su estudio, publicado el lunes en PNAS, el equipo comparó el ADN de dos especies similares de medusas: la inmortal T. dohrnii y la Turritopsis rubra, lo que les ha permitido descubrir genes que pueden detener y revertir el envejecimiento en estas criaturas inmortales.
En particular, los investigadores descubrieron que la medusa inmortal tiene el doble de copias de genes asociados con la reparación y protección del ADN. Estos duplicados pueden producir más proteínas protectoras y reparadoras.
La medusa también presenta mutaciones únicas que ralentizan la división celular y evitan la destrucción de los telómeros, estructuras que se sitúan en los extremos de los cromosomas y que actúan como una especie de cubierta protectora que estabiliza el ADN.