Encuentra nueve millones de pesetas al restaurar una casa, pero el Banco de España ya no le permite el cambio a euros
Hace siete años, Toño Piñeiro compró una casa que llevaba cuatro décadas abandonada en una aldea de Galicia (España), de donde es oriundo. Poco a poco comenzó a restaurar él mismo la vivienda, donde tiene previsto jubilarse.
Lo que nunca pensó es que iba a encontrar en su interior nueve millones de pesetas (unos 54.000 euros) escondidos en varios botes de Nesquik [chocolate en polvo] repartidos por diferentes partes de la casa.
"Supongo que los mantuvieron en estos contenedores para evitar la humedad. Es cierto que los últimos billetes estaban algo estropeados, pero el resto no", relató en una entrevista al diario local El Progreso, donde asegura que el hallazgo le supuso una gran alegría.
#Sober 💰 La casa de los nueve millones🏚 Un vecino que reside durante el año en Valencia encontró seis botes repletos de billetes en la casa que restaura en el núcleo de A Pousada https://t.co/Ws9mMy6Kra
— El Progreso de Lugo (@elprogreso_Lugo) September 4, 2022
En los primeros tarros halló cerca de cinco millones de pesetas (30.000 euros) que pudo cambiar en el banco.
Una sorpresa "muy útil"
"Encontrar eso fue muy útil, ya que fue importante para restaurar el techo de la casa", explicó.
La sorpresa no se quedó ahí, ya que poco después encontró otros cuatro millones de pesetas (24.000 euros), pero en esta ocasión no consiguió cambiarlos, ya que desde julio de 2021 el Banco de España ya no realiza este tipo de trámites.
La peseta fue la moneda de curso legal en España desde su aprobación, en 1868, hasta el 1 de enero de 2002, cuando el país adoptó el euro como parte de su integración económica en la Unión Europea.
"Llamé, porque es mucho dinero, pero me dijeron que ya no se puede", explicó.
"No me voy a poner a llorar", comentó Piñeiro, quien reconoce que lo ocurrido le "produce mucha rabia". "No sé si tendrán mucha salida para coleccionistas, porque no son muy viejos", añade.
La casa pertenecía a un hombre que trabajaba en una fábrica de cerámica y ladrillo y murió sin herederos.