Autoridades del estado de Alabama encarcelaron por tres meses a Ashley Banks, de 23 años, luego de que admitiera fumar marihuana tras ser arrestada el 25 de mayo en posesión de una pequeña cantidad de este narcótico y una pistola sin permiso de porte, informa el diario AL.
De acuerdo a los reportes, debido a que no son delitos considerados graves, la joven habría podido pagar una fianza y enfrentar el proceso judicial en libertad; sin embargo, al admitir que había fumado cannabis el día que se enteró de su embarazo, dos días antes de su detención, las autoridades del condado de Etowah le negaron esta posibilidad.
Según sentenciaron, la acusada no podía ser liberada a menos de que entrara en un programa de rehabilitación, por lo que permaneció retenida sin haber sido condenada por ningún delito, acusada de exponer al feto a narcóticos.
Por su parte, miembros de la asociación Abogados Nacionales para Mujeres Embarazadas criticaron la decisión judicial, y se han opuesto a la práctica recurrente de los tribunales del condado de imponer sanciones especiales a mujeres embarazadas.
La reclusión de mujeres durante el embarazo podría repercutir en el correcto desarrollo del feto, de acuerdo a una declaración jurada de una experta de la Universidad Johns Hopkins, Carolyn Sufrin, utilizada durante el juicio para exigir la liberación de Banks.
"El estrés y las condiciones en la cárcel y las prisiones, incluida la falta de acceso constante a la atención prenatal estándar y a la atención de salud mental, las dietas deficientes, las malas condiciones sanitarias, las infestaciones con bichos y alimañas […], pueden ser perjudiciales para la salud física y mental, lo que puede dar lugar a malos resultados del embarazo tanto para la madre como para el bebé", testificó Sufrin.
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