El penetrante olor a humo despierta a los ciudadanos. La visibilidad en las calles es mínima. Se multiplican las consultas por molestias en las vías respiratorias. La recomendación es que la gente se quede en casa y con las ventanas cerradas. El malestar social es creciente ante la inacción de las autoridades.
Este es el panorama con el que amanecieron los habitantes de la ciudad de Rosario, ubicada a 300 kilómetros de Buenos Aires, y que, desde hace años, es una de las principales afectadas por la quema de terrenos que se realiza de manera intencional para dejar espacio libre a actividades agropecuarias.
Las denuncias por el agravamiento de la contaminación comenzaron a reflotar el domingo por la noche, pero al amanecer del lunes la situación ya era, nuevamente, crítica.
En las redes sociales se difundieron las fotografías y videos que demostraban la intensa propagación del humo, los focos de incendio y la manera en la que afecta a la población.
La emergencia es de tal magnitud que el humo opacó la Feria Internacional del Libro de Rosario, inaugurada por la escritora Claudia Piñeiro con un discurso en el que denunció los incendios.
"Mientras estamos aquí, intentando pensar a qué ponerle el cuerpo, cuál puede ser un texto urgente para esta ocasión, los humedales se queman, los queman, y en Rosario no se puede respirar", advirtió.
Sin solución
Además de subrayar que es un tema urgente, la autora apostó por buscar palabras que nombren la crisis, como "ecocidio", que es la destrucción de gran parte del medio ambiente de un territorio, especialmente si es intencionada e irreversible.
"Frente al ecocidio del Paraná, ¿cómo hablar de libros? ¿Cómo hablar de libros si no se puede respirar? ¿Cómo leer si no se puede respirar?", lamentó.
Pero el desastre no cede. Matías de Bueno, director del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, afirmó que, de acuerdo con los datos satelitales, la calidad del aire es seis veces más de contaminación que lo recomendable.
"Hay unas diez mil hectáreas que están prendidas a lo largo del humedal, el viento sureste se adelantó porque esperábamos esto para mañana y hoy estamos así", explicó en una entrevista con la radio LT8 en la que recordó que los activistas ya habían advertido que, para paliar la crisis, no sirven los operativos ocasionales.
"Si (los brigadistas y el Ejército) vienen para apagar el fuego, apenas terminen y se vayan del lugar, esto se vuelve a encender. La solución es tener una fuerza de seguridad de prevención permanente, no una que haga de bombero. Hay que dotar una fuerza de seguridad interjurisdiccional que puede trabajar en el territorio, conformada por fuerzas federales más las locales", dijo.
Crímenes ambientales
Como ejemplo, recordó que el mes pasado se hicieron algunos operativos exitosos pero, en cuanto los efectivos se fueron, reaparecieron los incendios que continuarán a lo largo de la semana porque no hay pronóstico de lluvias.
Los incendios intencionales en el Delta del Río Paraná han provocado este año una emergencia ambiental en las provincias argentinas de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, en donde ya fueron quemadas por lo menos 100.000 hectáreas.
Una de las ciudades más afectadas es Rosario (Santa Fe), en donde miles de personas han marchado en varias ocasiones para denunciar la inacción tanto de las autoridades locales como las nacionales, ya que los incendios se repiten anualmente sin que haya acciones concretas contra los responsables.
La quema intencional es una práctica habitual en los humedales de las islas del Delta, ya que es la forma en la que los agricultores preparan el terreno para las siembras que realizan en septiembre, pero en los últimos años los incendios comenzaron a salirse de control. A ello se suma la especulación inmobiliaria que apuesta a despejar y aprovechar terrenos para construir nuevas propiedades.
Por eso, las organizaciones ambientales denuncian que el avance indiscriminado de la agricultura y la ganadería forma parte de la larga cadena de crímenes que afectan a los ecosistemas.
También han insistido ante la Corte Suprema de Justicia para que se cree un comité de emergencia que frene las quemas y que permita que haya una intervención estatal en los humedales, lo que es resistido por los productores porque afectaría sus ingresos.
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