La Comisión Europea ha desistido de su plan de imponer un tope de precios al gas ruso, pero insiste en la aplicación de impuestos extraordinarios sobre las ganancias "excedentes" de las empresas energéticas, informa The Guardian que ha tenido acceso al proyecto del plan de ahorro energético.
El documento no contiene un precio máximo para el gas procedente de Rusia ni para el hidrocarburo que la Unión Europea importa desde otros países. La semana pasada, los países miembros de la UE no pudieron llegar a un acuerdo sobre dicha medida.
Se espera que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, publique este miércoles el plan del bloque comunitario para hacer frente al aumento de los precios de la electricidad. El texto final podría cambiar, pero el borrador revela las dudas que tiene la comisión para obtener suficiente apoyo a su opción favorita de poner un límite a los precios del gas ruso, señala el diario.
Discrepancias en la UE
Los Estados miembros de la UE, que importan grandes cantidades del hidrocarburo ruso, incluidos Hungría, Eslovaquia y Austria, se han pronunciado en contra de la iniciativa de Von der Leyen por temor a que Moscú cierre todo su suministro de gas, y la economía de esos países se hunda en una recesión.
Mientras que alrededor de una decena de naciones, entre ellas Francia y Polonia, busca la imposición de un límite de precios a todo el gas que la UE importa, argumentando que es la mejor manera de frenar el aumento de los precios, a Bruselas no le convence la idea por temor a que el bloque comunitario pierda frente a otros países que están dispuestos a pagar más por el gas. En tanto, Países Bajos y Dinamarca desconfían de cualquier tope de precios, mientras que Alemania considera que esa medida podría provocar divisiones en la UE.
En el marco de la "guerra total" de Occidente contra Rusia, los países del G7 acordaron, a inicios de septiembre, imponer un tope de precios al petróleo ruso. En respuesta, el presidente Vladímir Putin respondió que su país no suministrará "ni gas, ni petróleo, ni carbón, ni combustible, ni nada" a otras naciones si las políticas del G7 contradicen los intereses económicos de Moscú.