Colombia es un ejemplo más de que en Washington no están dispuestos a ceder un centímetro en su política de seguridad y defensa hacia América Latina y el Caribe.
Cuando Gustavo Petro aún no cumplía ni un mes al frente del Gobierno, la jefa del Comando Sur de EE.UU., Laura J. Richardson, visitó esta nación suramericana la primera semana de septiembre.
Su objetivo, dejar claro al nuevo ocupante de la Casa de Nariño que, cualquiera que sea la orientación ideológica de su Administración, los intereses de Washington deben prevalecer.
Lo militar es la prioridad
Gustavo Petro prometió en campaña modificar los términos de la relación entre Colombia y EE.UU., sin embargo, hasta el momento hay continuidad en los rubros de la seguridad y la defensa.
Con la mira puesta en hacer que Colombia siga defendiendo la agenda de la Casa Blanca hacia la región, la jefa del Comando Sur de EE.UU. visitó por segunda vez en menos de un año este país latinoamericano.
No fue una visita cualquiera. Richardson, quien estuvo acompañada de altos mandos estadounidenses, se reunió con la cúpula militar colombiana. También sostuvo encuentros con el presidente Gustavo Petro, así como con la vicepresidenta, Francia Márquez.
Según las declaraciones del mandatario, su Gobierno hizo saber a EE.UU. (una vez más) que su lucha antidrogas ha resultado un "fracaso" y que se requiere un "cambio de visión".
Con todo, hasta la fecha no existen visos de que el enfoque de la cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa vaya a cambiar. Richardson visitó Colombia para exigir una relación todavía más estrecha, no para negociar una modificación de sus términos.
Una mayor cooperación para el intercambio de información, continuar con el adiestramiento de las Fuerzas Armadas y organizar ejercicios militares multinacionales para mejorar "capacidades de respuesta" frente a desastres naturales, están entre los objetivos que, de acuerdo con Richardson, son "comunes".
Según un comunicado de prensa publicado por el Comando Sur de EE.UU., la visita de la general Richardson tuvo como telón de fondo "confirmar" el papel de Colombia en su calidad de "principal socio estratégico" en el Continente.
El objetivo de EE.UU. es hacer que Colombia no se salga del redil. Que, con Gustavo como presidente, la nación suramericana suscriba los objetivos que Washington persigue en el Continente.
Para la Casa Blanca era clave defender sus alianzas, en especial con el nuevo Gobierno de Colombia. La gira de Richardson por varios países del Continente tuvo lugar en un momento de tensión internacional y regional.
Por un lado, hay que recordar que en julio de este año, la general estadounidense alertó sobre las actividades de China y Rusia en la región latinoamericana, países que, a su juicio, "socavan la democracia".
En el plano regional, por otro lado, el Gobierno de Joe Biden sigue de cerca (y mira con recelo) el acercamiento diplomático entre Caracas y Bogotá que, cabe destacar, incluso contempla cooperación en el terreno militar.
El objetivo de Washington es hacer que Colombia no se salga del redil. Que, con Gustavo como presidente, la nación suramericana suscriba los objetivos que Washington persigue en el Continente, entre ellos, la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado trasnacional.
No fue una casualidad que, durante su estancia en Bogotá, Richardson resaltó la designación de Colombia como "aliado mayor" extra-OTAN. Un nombramiento que, explicó, revela "la profundidad y amplitud de la relación de seguridad y asociación de defensa".
Frente a estudiantes y personal militar de la Escuela Superior de Guerra "General Rafael Reyes Prieto", la funcionaria estadounidense aseguró que Colombia representa el "sello distintivo de la democracia en la región".
El hemisferio occidental, sostuvo, "es en gran medida libre y seguro gracias a los esfuerzos estabilizadores de Colombia (…), el país más cercano a EE.UU. como socio de seguridad".
El lado 'humanitario' de las Fuerzas Armadas
Con independencia de que sea Gustavo Petro quien despacha en la Casa de Nariño, Washington busca hacer prevalecer la misma agenda de cooperación.
La visita de Richardson así lo demostró. La negativa de Washington a modificar los términos de la relación ha llevado al mandatario colombiano a destacar las acciones que lleva a cabo el Comando Sur de EE.UU. en calidad de 'ayuda humanitaria'.
El presidente de Colombia anunció que propuso a la jefa del Comando Sur de EE.UU. la creación de una Fuerza de Tarea Conjunta para combatir la deforestación que padece la región amazónica, una iniciativa que, en apariencia, revelaría un cambio de enfoque en la relación bilateral.
Sin embargo, el involucramiento de las Fuerzas Armadas para combatir la deforestación ha sido objeto de críticas. La Operación Artemisa, una iniciativa lanzada durante el Gobierno de Iván Duque con la participación de militares es cuestionada incluso por integrantes del gabinete presidencial.
No hay cambio de rumbo en la política de seguridad: se ratifican los mecanismos anteriores y se propone uno nuevo con la participación de las Fuerzas Armadas de EE.UU. con el tema de la 'ayuda humanitaria' como coartada.
A principios de agosto, Susana Muhamad, la titular del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, aseguró en una entrevista a la prensa local que bajo el Gobierno de Petro el combate de la deforestación "cambiaría de enfoque", pasando de la militarización a un proceso de "conservación ambiental y a buscar concertaciones sociales".
Apenas la semana pasada Muhamad aseveró que la Operación Artemisa "no fue efectiva" en atacar el problema de fondo. Sin embargo, también la semana pasada, la general del Comando Sur de EE.UU. fue informada por altos mandos militares colombianos que esta iniciativa seguiría vigente.
De hecho, justo cuando la jefa del Comando Sur de EE.UU. se encontraba de visita en Colombia, la ministra de Medio Ambiente explicó los cinco puntos clave de la estrategia del Gobierno de Gustavo Petro contra la deforestación.
En ninguno de estos cinco puntos, sin embargo, se contemplaba la participación de las Fuerzas Armadas para enfrentar el problema. Muhamad nada dijo tampoco sobre el establecimiento de una Fuerza de Tarea Conjunta con EE.UU.
Todo apunta a que este mecanismo de cooperación fue concebido a partir de la visita de la general Laura J. Richardson de manera improvisada.
La continuidad de la Operación Artemisa y el ofrecimiento de lanzar una Fuerza de Tarea Conjunta contra la deforestación no fueron las únicas garantías que recibió la jefa del Comando Sur de EE.UU.
A su arribo a La Macarena, también fue informada sobre los resultados alcanzados por la 'Fuerza de Tarea Conjunta Omega', una iniciativa lanzada en 2003 y que desde 2019 se encarga de conducir operaciones militares conjuntas, internacionales y multilaterales para combatir a grupos del crimen organizado.
Además, integrantes de la cúpula militar colombiana notificaron a Laura J. Richardson el lanzamiento de nuevas adicionales para combatir el crimen trasnacional, en especial el narcotráfico, una de las prioridades de Washington.
No hay cambio de rumbo en la política de seguridad, por el contrario, se ratifican los mecanismos lanzados durante Gobiernos anteriores y se propone lanzar uno nuevo con la participación de las Fuerzas Armadas de EE.UU. con el tema de la 'ayuda humanitaria' como coartada.
En definitiva, no eran pocos los motivos para que Richardson se sintiera satisfecha de los acuerdos alcanzados con el nuevo Gobierno: "Aprecio venir aquí a Colombia y poder ver a las fuerzas militares. Los soldados, los marinos, los aviadores (…) es realmente tremendo. Estoy muy orgullosa de las Fuerzas Armadas colombianas".
Ariel Noyola Rodríguez
@noyola_ariel