El Pentágono habría iniciado una auditoría de sus operaciones psicológicas clandestinas en las redes sociales
El Pentágono ha ordenado una amplia auditoría sobre la forma en la que su personal lleva a cabo la guerra de información clandestina después de que las principales empresas de redes sociales identificaran y desactivaran cuentas falsas que, según las sospechas, eran gestionadas por militares estadounidenses.
Aunque no es ningún secreto que la guerra de la información está viva, hay ciertas reglas que ni el Departamento de Defensa de EE.UU. puede traspasar. Ahora parece que las grandes empresas de medios sociales, como Twitter Inc. y Meta (organización calificada en Rusia como extremista), han contraatacado estas acciones que van más allá de lo permitido, ya que han eliminado recientemente un centenar de cuentas falsas de militares estadounidenses por violar las normas de la plataforma, reportó este lunes The Washington Post.
La semana pasada, Colin Kahl, subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos de EE.UU., dio instrucciones a los mandos militares que realizan operaciones psicológicas en Internet para que rindan cuentas de todas sus actividades antes de octubre. Unas directrices que llegan después de que los investigadores revelaran recientemente que se descubrió que los agentes de operaciones psicológicas estadounidenses habían estado promoviendo narrativas prooccidentales en países como China y Rusia.
Política exterior de Washington en redes
Los investigadores de Internet Graphika y el Observatorio de Internet de Stanford revelaron el mes pasado que Twitter y Facebook han eliminado en los últimos años más de 150 perfiles de personas y medios de comunicación falsos creados en EE.UU. y posiblemente relacionados con las Fuerzas Armadas. La tarea de estos operadores es infiltrarse en las plataformas de redes sociales en un esfuerzo por influir en las mentes de los estadounidenses y de las personas de otras naciones para apoyar la política exterior de Washington.
Los investigadores no especificaron cuándo se eliminaron las cuentas falsas, pero fuentes familiarizadas con el asunto dijeron que fueron retiradas en los últimos dos o tres años. Algunos eran recientes y se referían a publicaciones de este año que promovieron narrativas antirrusas citando la "guerra imperialista" del Kremlin en Ucrania y advirtiendo del impacto directo del conflicto en los países de Asia Central, destaca el medio.
Según el informe, entre las cuentas eliminadas se incluía un sitio de medios de comunicación en lengua persa inventado que compartía contenidos reenviados de la Voz de América en farsi y Radio Free Europe/Radio Liberty, medios financiados por Washington. Aparte, otro usuario estaba vinculado a una cuenta de Twitter que en el pasado había afirmado operar en nombre del Mando Central de los Estados Unidos (Centcom).
Asimismo, una cuenta falsa publicó un polémico tuit en el que se afirmaba que los familiares de los refugiados afganos fallecidos habían denunciado la devolución de cadáveres desde Irán sin algunos órganos, según el informe. El tuit enlazaba a un video que formaba parte de un artículo publicado en un sitio web afiliado al Ejército estadounidense.
¿Seguridad o credibilidad?
El uso por parte del Gobierno de EE.UU. de cuentas falsas en las redes sociales ha suscitado controversia dentro de la Administración del presidente Joe Biden, y la Casa Blanca ha presionado al Pentágono para que aclare y justifique sus políticas, ya que a algunos funcionarios en Washington les preocupa que estas sean demasiado amplias, permitiendo un margen de maniobra para tácticas que pueden erosionar la credibilidad de EE.UU., según dijeron varios funcionarios estadounidenses.
"Nuestros adversarios están operando absolutamente en el dominio de la información", dijo un alto funcionario de Defensa. "Hay algunos que piensan que no deberíamos hacer nada clandestino en ese espacio. Ceder todo el dominio al adversario no sería prudente. Pero necesitamos una política más sólida de vigilancia", agregó.
Las operaciones clandestinas de influencia tienen un papel de apoyo a las operaciones militares, pero debe ser un papel estrecho con una "supervisión intrusiva" por parte de los líderes militares y civiles, "de lo contrario, corremos el riesgo de hacer más enemigos que amigos", dijo Michael Lumpkin, exjefe del Centro de Compromiso Global del Departamento de Estado de EE.UU.
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