A falta de las acciones del Gobierno federal y la introducción de los límites a los altos precios de la energía a partir de octubre, la industria química de Alemania corre el riesgo real de tener que trasladar una gran parte de su producción a Asia, advirtió Uwe Brunk, presidente del grupo Weylсhem, que fabrica productos químicos para la industria farmacéutica y agrícola, así como productos de limpieza y aseo personal.
Brunk confesó en una entrevista con Wirtschafts Woche, publicada este lunes, que en sus 30 años de carrera profesional nunca ha vivido "una situación tan dramática como la de ahora". "La amenaza es existencial", subrayó, agregando que los altos precios de la electricidad y el gas están quebrantando a las compañías del sector químico.
"Cientos de miles de puestos de trabajo están en juego"
"Cientos de pequeñas y medianas empresas y cientos de miles de puestos de trabajo están en juego", aseveró, instando a las autoridades del país a seguir el ejemplo de Francia y España y compensarles los gastos que van más allá de sus adquisiciones realizadas a principios del año, cuando las compañías suelen comprar el gas y la electricidad para abastecer el 80 % de sus necesidades energéticas.
Si el apoyo gubernamental no llega ahora, "algunas partes de la industria pueden no sobrevivir los próximos seis meses", señaló Brunk. "A principios de 2022, el gas costaba 80 euros por megavatio hora, la electricidad estaba a 50 euros por megavatio hora, hoy es de cinco a siete veces más", explicó.
Pérdida de competitividad
Entretanto, la industria química alemana ya ha dejado de ser competitiva a nivel internacional, porque sus costes de producción superan en un 50 % los precios correspondientes del mercado mundial, agregó.
"Casi todos los procesos de producción de la industria química funcionan con vapor, que a su vez se genera con la ayuda del gas. Hace un año, el precio de la tonelada de vapor oscilaba entre los 20 y los 40 euros, hoy pagamos cinco veces más. Tomemos, por ejemplo, algunos precursores de productos fitosanitarios. Hace un año, los costes energéticos representaban el 15 % de las ventas. Mientras tanto, esta proporción ha aumentado hasta el 65 %", resumió.
Como resultado, actualmente hasta los clientes europeos prefieren hacer las compras necesarias en Japón, China, la India o Estados Unidos, donde la energía es más barata que en Alemania, porque no están dispuestos a aceptar más subidas de precio, indicó Brunk.
La disminución de los pedidos hace que los fabricantes alemanes y europeos ya no puedan utilizar sus capacidades, mientras que para trabajar de forma rentable en la industria química es preciso que se use entre el 85 y el 90 % de la capacidad, añadió.