Una reciente encuesta de YouGov, llevada a cabo por encargo de la organización benéfica Acción Nacional de Energía (NEA, por sus siglas en inglés) y Food Foundation, ha revelado que más de uno de cada diez progenitores británicos ha consumido comidas frías o alimentos que no requieren de preparación en la cocina para ahorrar dinero en las facturas de energía.
Estos representan un 13 % del total, mientras que más padres todavía confesaron que recortaron la cantidad de comida que consumen para poder afrontar el pago de servicios tan esenciales como la luz.
De los más de 4.000 hogares del Reino Unido que abarca la encuesta, una cuarta parte de los progenitores (un 24 %) empezaron a comer menos desde principios del año, mientras que un 28 % afirmó haber reducido los gastos en detrimento de la calidad de la comida que consumen.
Las cifras de la NEA ponen en evidencia que el número de hogares británicos en situación de pobreza energética aumentó desde 4,5 millones en octubre del año pasado a 6,7 millones. "Esto también significa que la factura energética media anual habrá aumentado de 1.271 libras esterlinas a unas 2.500 libras en un año", concluye la organización.
"Este aumento equivale a casi un tercio de la cantidad que un hogar con ingresos muy bajos, con dos adultos y dos niños, gasta en comida a lo largo de un año", detalla.
La encuesta también muestra que dos tercios de todos los progenitores (un 67 %) dicen estar preocupados porque el aumento de los precios de la energía significará que les queda menos dinero para comprar alimentos para su hogar. Asimismo, más de la mitad (un 51 %) expresó su preocupación por la próxima llegada del invierno y su posible impacto en la salud de los miembros de su familia.