Un grupo de etólogos de instituciones científicas de EE.UU., Sudáfrica y República del Congo constató que los chimpancés y los gorilas pueden mantener relaciones sociales duraderas pese a pertenecer a especies diferentes, informó el pasado viernes la Universidad Washington en San Luis, Misuri. Los científicos observaron interacciones entre ambas especies de primates durante los más de 20 años que estudiaron el comportamiento de los chimpancés y los gorilas en el Triángulo de Goualougo, ubicado en la parte sur del Parque Nacional de Nouabalé-Ndoki, en el Congo.
De acuerdo con los autores de la investigación, publicada en la revista iScience, se documentó que estos grandes simios participaron en una extensa variedad de interacciones sociales, que iban desde el juego hasta la agresión. Asimismo, se detalló que hay indicios de que estas interacciones pueden tener múltiples beneficios, como la protección mutua contra depredadores, mejores búsquedas de alimentos e intercambios de información.
"Hace tiempo que se sabe que estos simios pueden reconocer a miembros individuales de su propia especie y formar relaciones a largo plazo, pero no sabíamos que esto se extendía a otras especies", comentó la profesora Crickette Sanz, quien precisó que durante el estudio se pudieron registrar "tales interacciones a lo largo del tiempo y en diferentes contextos".
Motivos que orillan estas dos especies de simios a unirse
Los investigadores sugirieron que una de las razones por las cuales los gorilas y los chimpancés se asociaban entre ellos era para prevenir el ataque de depredadores como leopardos, serpientes y aves rapaces, puesto que hubo casos en que ambas especies respondieron adecuadamente a los llamados de alerta de otras especies de simios, por lo que aumentó la detección de amenazas potenciales.
Sin embargo, se constató que grupos de ambas especies se unían también por otros motivos que más bien los convertiría en vulnerables ante los depredadores, como cuando un grupo de gorilas abandonó al ejemplar de lomo plateado (el gorila que protege a su manada de posibles ataques) para unirse a una manada de chimpancés que se encontraban a 300 metros de distancia.
Esto llevó a los científicos a plantearse que la mayoría de las relaciones entre chimpancés y gorilas ocurrieron en contextos para encontrar opciones alimenticias adecuadas, puesto que notaron que la alimentación conjunta en el mismo árbol equivalía al 34 % de las asociaciones interespecíficas registradas, mientras que un 18 % de las observaciones involucraron a los simios alimentándose en el mismo espacio, pero con diferentes fuentes de alimentos.
"Ya no podemos asumir que el paisaje social de un simio individual está completamente ocupado por miembros de su propia especie", subrayó el estudiante de doctorado Jake Funkhouser, asegurando que las asociaciones interespecíficas y las interacciones sociales apuntan a "una profundidad de conciencia social", así como a una gran cantidad "de vías de transmisión social que no se habían imaginado previamente".
Sin embargo, el contacto social entre especies está estrechamente relacionado también con la propagación de enfermedades infecciosas, específicamente con la transmisión del virus del ébola, que surgió hace más de 20 años entre las poblaciones de simios salvajes. Algunas estimaciones proponen que esta enfermedad viral provocó la muerte de un tercio de los chimpancés y gorilas a nivel mundial.
"A pesar de más de 60 años de investigación sobre chimpancés y gorilas, todavía queda mucho por aprender sobre estos fascinantes simios", reiteró Crickette Sanz, concluyendo que "el principal desafío en este momento es garantizar la conservación de estas especies en peligro de extinción para que tales oportunidades existan para las generaciones futuras".
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