El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, participaron este miércoles en la XXV Cumbre Hispano-Alemana, una cita que estuvo marcada por la crisis socioeconómica y energética que atraviesa el bloque comunitario.
La sintonía entre los mandatarios se plasmó en la posición común para presionar al presidente francés, Emmanuel Macron, en pos de terminar la construcción del gasoducto MidCat, que cruza los Pirineos, para interconectar la Península Ibérica con el resto del continente, en un momento en el que se trabaja para asegurar el abastecimiento energético de la Unión Europea.
Sánchez y Scholz consideran de suma importancia que esta infraestructura esté plenamente operativa en 2025 y que cuente con una tecnología que permita el transporte masivo de hidrógeno verde.
En la cumbre, que ha reunido a 15 ministros de los dos países, se ha sellado un plan de acción conjunta que recoge, entre otros aspectos, la apuesta de ambos "por una mayor interconexión de la Península Ibérica con el resto de la UE, con el fin de potenciar su contribución a la seguridad de suministro del conjunto de Europa" .
"Lo vamos a ver de forma amistosa con Francia. No tenemos la impresión de que esto haya quedado excluido", afirmó Scholz sobre la negativa francesa. Los tres presidentes coincidirán este jueves en Praga en una reunión informal del Consejo Europeo, donde se podrá apreciar si se logra un cambio en la posición francesa.
Algunas discrepancias
Sin embargo, a pesar de que los dos países presumen de estar en buena sintonía, también mantienen algunas discrepancias en asuntos como la posibilidad de establecer un tope al precio del gas en Europa o las reglas fiscales que el bloque está pensando en restablecer.
Las posiciones son más distantes en cuanto al paquete de 200.000 millones de euros que Alemania ha anunciado para combatir la inflación. Sánchez, de acuerdo con la postura de la Comisión Europea, aunque ha dejado en claro que respeta las decisiones de su homólogo, ha mencionado que no cree que ese sea el camino a seguir y que puede acentuar la desigualdad entre los Estados miembros, así como también dañar el funcionamiento del mercado único.
Otro asunto donde parece no haber acuerdo es en las reglas fiscales en el marco europeo. Ambos presidentes evitaron pronunciarse durante su comparecencia conjunta. Sin embargo, es conocido que Alemania aboga por volver a las reglas que establecían que el déficit público no debía rebasar el 3 % del PIB y la deuda el 60 %.
La norma fue suspendida en 2020 tras la explosión de la pandemia de covid-19, pero se está sopesando su entrada en vigor otra vez a partir de 2023. Países como España, Francia o Italia pretenden que se reforme antes de que vuelva a implementarse.