Entre Francia y Alemania hay tensiones por diversas cuestiones: la energía, el proyecto conjunto de defensa, la existencia de sistemas políticos diferentes y la divergencia de carácter entre Emmanuel Macron y Olaf Scholz, lo que profundiza la crisis de la UE, sostienen fuentes familiarizadas con el tema en Bloomberg este jueves.
Según el artículo, Macron tiene la sensación de que Scholz no percibe a Francia como una prioridad en su política exterior. Por ejemplo, el 29 de septiembre el canciller alemán canceló una conversación telefónica programada con Élisabeth Borne, la primera ministra francesa, porque dio positivo de covid-19, pero el mismo día participó en una videoconferencia con el objetivo de presentar un plan multimillonario para mitigar la crisis energética en Alemania. Por su parte, a París le preocupan estas subvenciones a la energía para los negocios porque podrían distorcionar la competencia dentro del bloque.
Por otra parte, ambos países mantienen posturas contrapuestas en lo relativo a la energía atómica. Mientras Francia confía en las plantas nucleares que generan alrededor del 70 % de su electricidad, Alemania cierra sus centrales y promueve el abandono de este tipo de energía en la UE.
Asimismo, las dos naciones tienen enfoques dispares sobre defensa. París procura aumentar la autonomía militar con respecto a EE.UU., al tiempo que Berlín y otros países europeos consideran eso como un intento de incrementar la influencia de las empresas francesas. Por esta razón, el proyecto conjunto de Francia, Alemania y España, el Sistema de Combate Aéreo del Futuro (FCAS, por su sigla en inglés), que incluye el desarrollo de un nuevo caza para reemplazar los aviones franceses 'Rafale' y alemanes 'Typhoon' en 2040, avanza lentamente. Además, es posible que la empresa francesa Dassault Aviation desarrolle el avión por su cuenta.
"Queremos cosas que vuelen, se manejen y estén disponibles en el mercado, no proyectos europeos que no funcionen", destacó Eberhard Zorn, inspector general de las Fuerzas Armadas alemanas, en septiembre.
Diferencias en sus sistemas políticos y cuestiones personales también juegan un importante papel en las relaciones franco-alemanas. Francia es una república presidencial, en la que se toman las decisiones de manera centralizada. Mientras que, en Alemania, las cuestiones políticas se resuelven mediante la conciliación de intereses entre los partidos que componen la coalición gobernante. Por otro lado, Bloomberg destaca que a Macron le gustan los discursos extensos. En cambio, Scholz y su antecesora, Angela Merkel, prefieren conversaciones enfocadas y sencillas. Finalmente, para el presidente galo parece más difícil alcanzar compromisos con el actual mandatario alemán, que con su predecesora.