La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, declaró este miércoles que un tope al precio del petróleo ruso en un rango de 60 dólares por barril sería suficiente para reducir los ingresos energéticos de Moscú, informa Reuters.
Paralelamente, indicó que en los últimos cinco o siete años el país euroasiático estaba dispuesto a vender crudo por ese precio. "Así que ciertamente un precio en ese rango sería suficiente para sentir que Rusia podría producir y vender petróleo de forma rentable", agregó.
Por su parte, el viceprimer ministro ruso, Alexánder Novak, afirmó que Rusia no suministrará petróleo a los países que impongan un tope de precios, independientemente de su rango. "Pueden decir lo que se les dé la gana, pero el precio debe ser formado por el mercado", puntualizó. Según vaticinó, el precio del barril de crudo se situará en 2023 en alrededor de 100 dólares, no obstante, admitió que es difícil prever su dinámica.
El 2 de septiembre, los ministros de Economía del Grupo de los Siete (G7) acordaron imponer un tope de precios al petróleo procedente de Rusia. La medida entraría en vigor en línea con los embargos de la Unión Europea: para el crudo a partir del 5 de diciembre y para productos derivados desde el 5 de febrero del próximo año.
Al respecto, Yellen dijo que se trata de "una de las herramientas más poderosas" en la lucha contra la inflación, que —subrayó— permitirá "proteger a trabajadores y a empresas en EE.UU. y a nivel global ante nuevas subidas de precios".
Desde Moscú, se ha dejado claro que no suministrarán petróleo a países que se adhieran a la medida y que lo dirigirán a "destinos alternativos". Entretanto, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que su país no suministraría sus recursos a otras naciones si esto contradice sus intereses económicos.