La Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha informado este jueves de que el índice de precios al consumidor, que mide la inflación, ha llegado al 8,2 % a nivel anual.
La cifra interanual resultó ser más alta de lo que esperaban los economistas de Refinitiv, que pronosticaban una inflación del 8,1 % y un incremento mensual del 0,2 %. Los datos presentados suponen una señal preocupante para la Reserva Federal, que planea seguir aumentando los tipos de interés de forma agresiva. Lo que más contribuyó al aumento mensual de los precios fueron los sectores de la vivienda, alimentos y atención médica.
El crecimiento de la inflación subyacente en un 0,6 % desde agosto hasta septiembre y en un 6,6 % a lo largo de los últimos 12 meses pone en evidencia que las cinco subidas de los tipos de interés por la Reserva Federal este año no han surtido mucho efecto a la hora de enfriar las presiones inflacionistas.
El aumento interanual de la inflación básica, que tiende a ofrecer una imagen más clara de las tendencias de los precios subyacentes, es, además, el máximo en los últimos 40 años.
La inflación ya ha hecho mella en las facturas de los alimentos, alquileres y el coste de los servicios públicos de los estadounidenses, agravando el pesimismo sobre la economía, a pesar del fuerte crecimiento del empleo y la tasa de desempleo históricamente baja. Los precios van en aumento incluso cuando algunos de los problemas de las cadenas de suministro que afectan a muchos fabricantes están desapareciendo.