Los altos precios de la energía en la Unión Europea sumados a un invierno duro podrían provocar el cierre de algunas plantas de su sector automotriz, según un informe publicado esta semana por la agencia de calificación de riesgo estadounidense S&P Global Mobility.
Los eventos combinados del "cisne negro" de la pandemia del covid-19 y las sanciones occidentales contra Rusia, en represalia por su operación militar especial en Ucrania, han afectado a la cadena de suministros de la industria automotriz, que en los próximos meses podría enfrentar una mayor presión por la crisis energética.
Como resultado, S&P Global Mobility pronostica un "crecimiento moderado" del sector a partir del cuarto trimestre de este año y hasta finales de 2023. Según las predicciones, durante ese periodo la producción trimestral de automóviles en la UE será de aproximadamente 4 y 4,5 millones de unidades. Sin embargo, en caso de que ocurran "restricciones de servicios públicos" como apagones, la producción podría reducirse a entre 2,75 y 3 millones de unidades por trimestre.
"Un escenario pesimista"
Los pronósticos de un invierno anormalmente frío en Europa, combinado con la escasez de energía podrían afectar seriamente a la industria automotriz; y los sabotajes contra los gasoductos rusos Nord Stream en el mar Báltico solo empeoran el panorama.
"Consideramos que el racionamiento energético obligatorio es la base de un escenario pesimista para los productores y proveedores de automóviles de la región. Para una industria que ya está luchando con bajos inventarios de vehículos en las salas de exhibición de los concesionarios, una crisis adicional podría provocar una paralización a escala global", alerta el informe.
"Si observa a través de la cadena de suministro, particularmente donde se forma una estructura metálica mediante prensado, soldadura o extrusión, verá que hay una gran cantidad de energía involucrada", dijo el analista de materiales de S&P Global Mobility, Edwin Pope. "Por extraño que parezca, escuchamos que parte de esa capacidad de producción se está volviendo poco rentable, que las empresas simplemente las están cerrando", señaló.
De componente insignificante a uno crucial
Según S&P Global Mobility, antes de la crisis energética en la Unión Europea, los costes de gas y electricidad eran un componente relativamente insignificante para el sector automotriz.
Ahora, el drástico incremento de los precios ha cambiado la situación, y los costos de la energía "agravan una posición ya peligrosa" para la industria. "Está claro que la era de energía abundante y barata ha terminado", destacó.
"El desarrollo será muy diferente"
Por su parte, el diario alemán Welt, citando datos de una consultora estadounidense, informa que la producción mundial de automóviles para 2025 se reducirá significativamente en comparación con el pico alcanzado en 2017, cuando se fabricó un total de 95 millones de unidades. Contrariamente a las previsiones anteriores, en este año se espera una producción de 79 millones de automóviles, 83 millones en 2023 y hasta 88 millones en 2025.
"A largo plazo, asumimos que el mercado se recuperará. Pero el desarrollo será muy diferente", concluye el informe.