Una de las principales obras de infraestructura del gobierno de México es el Tren Maya, que con 1.500 kilómetros de vías férreas, planea recorrer los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Pero el ambicioso proyecto de infraestructura podría sufrir una severa afectación.
La construcción del tramo 7, que va de Bacalar a Escárcega, está ahora en el punto de mira porque converge con la carretera que va de Escárcega a Chetumal, y que fue construida a finales de los años 60 a pesar de la inconformidad de los ejidatarios.
Ahora, en ese tramo que abarca 287 kilómetros entre Quintana Roo y Campeche, los propietarios reclaman una indemnización por las afectaciones a sus terrenos ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Esta mañana, en su conferencia diaria, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro que si no se llega a un acuerdo con los campesinos, la obra se irá por el derecho de vía. Esa decisión, sin embargo, implicaría algunos cambios en el trazado.
"Se queda el tren hasta Xpujil y no hay tren de Xpujil a Chetumal, nada más que se va a saber quiénes fueron los responsables de detener esta obra, así de claro", sentenció el mandatario.
López Obrador detalló que el tramo de Xpujil a Escárcega tiene actualmente una amplitud de 40 metros, los cuales se ocuparán para acomodar el Tren Maya, con una sola vía, aunque reconoció que hace falta más terreno.
El mandatario ha dicho en repetidas ocasiones que la construcción del Tren Maya no se puede detener, a pesar de que la obra se ha visto envuelta en impugnaciones legales. No obstante, este lunes confió en que la obra se inaugurará a finales del próximo año.