Cempasúchil, los mitos y realidades detrás de la famosa flor del Día de Muertos

Además de ser el principal elemento de las ofrendas, debido a sus propiedades se ha utilizado para el tratamiento de enfermedades y en el sector avícola.

¿Qué sería de un Día de Muertos sin cempasúchil en México? ¿Qué pasaría en los hogares sin ese olor y color característicos, que se vuelven parte del paisaje los días de octubre y hasta después de los primeros días de noviembre, cuando la tradición marca que hay que esperar a los seres amados que trascendieron, como se dice coloquialmente.


El origen del cempasúchil es tan mexicano que hasta la palabra viene del náhuatl 'cempohualxochitl', que significa: flor de 20 pétalos, cuyo color amarillo se relacionaba con el sol en la época prehispánica. Por esa razón, desde entonces se ha utilizado en las ofrendas dedicadas a los muertos.

Pero ese no fue el único uso que le dieron los antepasados, pues ya se afirmaba que la flor de cempasúchil tenía propiedades medicinales y con ella trataban padecimientos digestivos, fiebres e incluso enfermedades respiratorias, como la tos.

Más tarde se descubriría otra característica de la también conocida como flor de los muertos, que permitiría su uso industrial, gracias a sus importantes niveles de carotenoides, un pigmento orgánico utilizado principalmente en el sector avícola.

¿Mexicana o china?

Hace algunos días se desató una polémica en redes sociales porque se aseguraba que la flor de cempasúchil que se compra en los mercados mexicanos para la festividad de Día de Muertos no era nacional, sino china. Incluso se hacía énfasis en algunas diferencias para identificar una de otra y se invitaba a defender el trabajo de los campesinos de México, pero, ¿qué hay de cierto en esto?

RT conversó con el doctor José Luis Sánchez Millán, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien aclaró  que una cosa es la flor de cempasúchil para uso ornamental y otra para uso industrial, por lo que la polémica surgida en redes sociales puede ser engañosa.

De acuerdo con el académico, pese a ser una especie nativa, desde el año 2000 México ya no produce cempasúchil para uso industrial y actualmente China lidera el mercado, seguido por India y Perú.

"México –comenta el especialista– sí tiene que gastar dinero para comprar el pigmento que se extrae de cempasúchil producido en China, obviamente, no de flor".

En ese sentido, Sánchez Millán precisó que el país latinoamericano "importa alrededor de 1.000 millones de gramos de carotenoides, una cantidad exorbitante, porque hay que pigmentar toda la industria avícola del país, todo el pollo y el huevo que se consume".

Todo ese pigmento que se embarca en China tiene que viajar más de 13.000 kilómetros hasta la ciudad mexicana de Manzanillo, en el estado de Colima, y de ahí se distribuye principalmente a las empresas que están en el Bajío, algunas en el noroeste y otras en el norte. "Lo que hacen es comprar la oleorresina, que es un extracto del cempasúchil, lo procesan para dar el terminado final que piden los clientes de la industria avícola", contó el académico.

Para el especialista, hace falta "voluntad política" para que el país vuelva a ser líder en la producción de cempasúchil para uso industrial, ya que su explotación requiere de apoyos estatales, conocimientos y la reestructuración de una cadena de valor que se perdió.

En ese punto, relató que fue en los años 90 cuando empezó a disminuir fuertemente la producción de cempasúchil en México para uso industrial, lo que afectó no solo a quienes trabajan el campo, sino a las empresas que lo compraban, las que lo industrializaban y las del área avícola o de alimentos, que compraban el producto final.

Un cempasúchil que pudo ser 100% mexicano

De acuerdo con el doctor José Luis Sánchez Millán, hace algún tiempo la FES Cuautitlán hizo la solicitud ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) para el registro de la primera variedad mexicana de cempasúchil para uso industrial, que desarrolló él mismo. Sin embargo, no tuvo apoyo para continuar con el proyecto.

"Pudimos haber sido los primeros en México y en la UNAM, no se tuvo el apoyo y no se pudo continuar", lamentó.

Pero la labor del también investigador no se detuvo ahí, ya que actualmente trabaja en un proyecto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que consiste en darles las características a más de un centenar de semillas criollas para que puedan usarse de manera industrial, lo que sentaría las bases para obtener entre 15 y 20 variedades para este propósito.

Ni china, ni mexicana: criolla y de EE.UU.

Sobre el uso ornamental de la 'flor de 20 pétalos', el académico de la UNAM comentó que actualmente hay dos tipos, la que se vende en ramo y la de maceta, ambas se producen en México, pero con semillas criollas y extranjeras.

En esto coincidió el señor Aurelio Cuaxospa, productor de flores del Pueblo de San Luis Tlaxlaltemalco, de la alcaldía Xochimilco, en la Ciudad de México, quien, no obstante, defiende el cempasúchil como 100% mexicano, por la forma tradicional en que lo siembran, cosechan y venden.

"Sí, se llevaron la semilla para mejorarla genéticamente, sí se la llevaron, la procesaron, la estudiaron", admite Cuaxospa, pero para él, eso no significa que sus raíces dejen de ser mexicanas porque la planta se cultiva en la actualidad como se legó desde sus ancestros.

Asimismo, recalcó que la semilla que utilizan no proviene de China, sino de la empresa estadunidense PanAmericanSedd, a quien se la compran con la intermediación de la Comercializadora Nacional de Plantas Ornamentales (CONAPLOR).

Tanto el doctor Sánchez Millán como don Aurelio afirman que ante la falta de apoyos, tanto del sector federal como de los sectores académicos, los productores tienen que buscar el sustento para sus familias y no les queda otra opción que comprar la semilla para uso ornamental donde la encuentren.

"Ahí es donde entran las empresas y los países que sí han puesto trabajo y apoyo para el desarrollo de variedades, que ahora nuestros productores tienen que comprar para producirlo en México", dice Sánchez Millán.

En cuanto al cempasúchil de ramo, en opinión del señor Aurelio, se considera una flor criolla porque la producen con la semilla que los agricultores han guardado por generaciones y la han plantado ciclo con ciclo.

No obstante, recalca que la variedad ya no es redituable, al menos en esta zona de la Ciudad de México, porque genera más costos. Justamente, esa es la razón por la que casi no se encuentra a la venta en el Mercado de Flores Acuexcomatl, donde expenden todas sus flores los 360 productores del Pueblo de San Luis Tlaxlaltemalco.

Las que sí se encuentran son las variedades de cempasúchil denominadas 'clemolito' y 'marigold', con sus característicos colores naranja, amarillo, rojo, verde limón y hasta blancas, de un tamaño aproximadamente de 40 centímetros de alto, a un precio muy accesible, en promedio 10 pesos (0,50 dólares).

A los visitantes de este mercado de la zona de Xochimilco, locales y foráneos, se les permite pasar a todas y cada una de las chinampas donde los productores cultivan sus flores, donde les pueden comprar de primera mano.

Las chinampas son un sistema artificial de cultivo construido en zonas donde el agua es el principal recurso natural presente, con el fin de cultivar plantas, verduras y hortalizas. "No creerán que todavía existe toda esta belleza dentro de la ciudad de México", dice orgulloso Cuaxospa.

Xochimilco repunta en la producción de cempasúchil

El encargado del despacho de la Coordinación General de Agricultura de la Secretaría de Agricultura, Santiago Argüello Campos, aseguró que en este ciclo agrícola 2022 se espera una producción nacional de 27 millones plantas de flor de cempasúchil, de las cuales 5 millones se produjeron en Xochimilco, donde se observó un aumento de 40% respecto al año previo.

Durante la inauguración de la Romería 'Flor de Cempasúchil 2022', en el Palacio de la Flor en la alcaldía Xochimilco, Argüello precisó que, además de la Ciudad de México, esta producción se concentra principalmente en nueve entidades, entre las que destacan Puebla, con una superficie sembrada de 1.557 hectáreas; seguida de Tlaxcala con 118; Hidalgo con 111; San Luis Potosí con 79; Guerrero con 69; Oaxaca con 43; Morelos con 32; Durango con18 y Sonora con dos hectáreas.

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