Este viernes, el canciller alemán Olaf Scholz ha llegado a China en una visita que durará un día, recoge AP. Se trata del primer jefe de Estado miembro del G7 que visita Pekín desde el comienzo de la pandemia del covid-19.
El líder chino, Xi Jinping, constató que en el contexto de la situación global "complicada y cambiante [...] China y Alemania tienen que trabajar juntas en los tiempos de cambios y caos para contribuir más a la paz y el desarrollo en el mundo".
Añadió que "mientras los principios de respeto mutuo, busca de terreno común resolviendo las diferencias, intercambios y aprendizaje mutuo y la cooperación ganar-ganar se mantengan, el rumbo general de las relaciones bilaterales no se desviará y el ritmo del progreso será estable".
Xi también subrayó que la UE debe mantener una política exterior independiente, y que sus relaciones con China no deben estar controladas por un tercero. Expresó la esperanza de que Europa sea "estable y próspera" y que mantenga el rumbo actual en sus relaciones con Pekín, informa Xinhua.
En su artículo en el Frankfurter Allgemeine Zeitung publicado este miércoles, Scholz dijo que Alemania reducirá "las dependencias unilaterales" de Pekín "en el espíritu de la diversificación inteligente". Además, explicó que "está claro que, si China cambia, la manera en que lidiamos con China debe cambiar también".
Asimismo, subrayó que quería abordar "los problemas difíciles" respecto a los derechos de las minorías étnicas en el país asiático.
Taiwán y Ucrania
Scholz y Xi han discutido también la cuestión de Taiwán y el conflicto en Ucrania. El canciller advirtió a China sobre una intervención militar en Taiwán. Reiteró que Alemania mantiene la "política de una sola China", pero declaró que cualquier cambio en el statu quo debe realizarse de manera pacífica, recoge Tagesschau.
Además, les pidió a Xi Jinping y a Li Keqiang, el primer ministro chino, que usaran su influencia en Rusia para poner fin al conflicto en Ucrania. Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, China también tiene la responsabilidad de la paz en el mundo, manifestó Scholz. "Le dije al presidente Xi que es importante que China ejerza su influencia sobre Rusia", agregó.
El primer ministro de China también señaló que su país espera que el conflicto en Ucrania termine lo antes posible. "No podemos permitirnos una mayor escalada", destacó. "No queremos que la estabilidad regional se vea socavada, que la producción internacional y las cadenas de suministro se desestabilicen", añadió y alentó a ambas partes en conflicto a emprender negociaciones.
Críticas a la visita: dentro y fuera de Alemania
La visita de Scholz a China fue anunciada en octubre, y este anuncio fue criticado tanto en Alemania como en los países bálticos, que se pronunciaron a favor de un enfoque común de la UE hacia Pekín, que no contemple negociaciones separadas.
"Tenemos que centrarnos en el formato 27+1. Claro que los países grandes disponen de sus vías y capacidades de hacerlo [negociar] de manera separada, pero creo que este formato es para beneficio de todos, teniendo en cuenta lo que pasa en China. Su interés es separarnos, mientras que el nuestro es permanecer unidos", sostuvo Kaja Kallas, primera ministra de Estonia. En su apoyo se manifestó el primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins, quien destacó la necesidad de un "enfoque unificado hacia China" en el marco de la UE.
Los aliados de la coalición gobernante de Alemania, el Partido Democrático Libre y los Verdes, también criticaron a Scholz por la venta de las acciones del puerto de Hamburgo a Cosco, una empresa estatal china. "El Partido Comunista de China no debe tener acceso a la infraestructura crítica de nuestro país", reclamó Bijan Djir-Sarai, el secretario general de los demócratas libres, orientados al fortalecimiento de los negocios nacionales. Marcel Emmerich, parlamentario de los Verdes, hizo hincapié en que la infraestructura crítica alemana no debe servir a "los intereses geopolíticos de otros".