El sistema de metro de París ha quedado casi paralizado este jueves por una huelga de trabajadores del transporte, que ha provocado una interrupción masiva en los servicios ferroviarios suburbanos, en un día que los medios franceses han bautizado como "jueves negro".
Cinco sindicatos, que representan a los empleados de la red de transporte, anunciaron la huelga a fines de octubre y describieron sus planes para el 10 de noviembre como "cero metro, cero RER (Red Regional Express)" para reclamar un alza salarial debido a la inflación.
En un comunicado, acusaron al operador de transporte público de la capital francesa (RATP) de no vincular los aumentos salariales a la inflación.
Al mismo tiempo, los líderes sindicales buscan aumentar la presión sobre el presidente Emmanuel Macron, antes de que presente al parlamento un proyecto que busca retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años, recoge The Local.
Como resultado de la huelga, solo dos líneas del metro de la ciudad, aquellas que son totalmente automatizadas y sin conductores, funcionan con normalidad. Cinco líneas cesaron sus operaciones por completo, mientras que en las otras siete el servicio se redujo significativamente. Más de 30 estaciones de metro están cerradas.
Arole Lamasse, secretario general del sindicato UNSA RATP, que participa en la huelga, comentó al medio francés BMF, que los afiliados están preparados para emprender un paro indefinido a partir de la próxima semana.
"Si nuestras demandas no se cumplen por completo, la acción durará mucho más que hoy", señaló Lamasse.
Por su parte, Gabriel Attal, el ministro de Cuentas Públicas, afirmó que los sindicatos habían demostrado "cero empatía por el pueblo francés". Además, señaló que los trabajadores del sector público recientemente habían recibido un aumento salarial y aseguró ser consciente de la "difícil situación" económica que "afecta a todos los franceses".
En octubre, la inflación se disparó en Francia al 6,2 %, un máximo en 37 años. El país está luchando contra una crisis energética y del costo de vida, exacerbada por las sanciones occidentales a Moscú y una fuerte disminución en los suministros de energía rusos a Europa.