El juez neerlandés Hendrik Steenhuis abrió la audiencia este jueves para dictaminar el veredicto acerca del derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines que tuvo lugar en 2014 en el este de Ucrania.
Los ciudadanos rusos Ígor Guirkin y Serguéi Dubínski y el ciudadano ucraniano Leonid Járchenko han sido declarados culpables de la destrucción de la aeronave y de la muerte de las 298 personas, entre tripulación y pasajeros, que viajaban en el avión.
Por otra parte, el juez declaró inocente al ciudadano ruso Oleg Pulátov y rechazó la petición de la Fiscalía de encarcelarlo.
El tribunal consideró probada la culpabilidad de Guirkin, a la vez que calificó a Járchenko y Dubínski como cómplices en el lanzamiento del misil que derribó al avión. En el momento de la tragedia, Guirkin ocupaba el cargo del Ministro de Defensa de la República Popular de Donetsk, mientras que Járchenko y Dubínski ocupaban cargos militares inferiores.
El tribunal de La Haya condenó a los tres a cadena perpetua. Además, estimó el importe total de la indemnización a los familiares de las víctimas en más de 16 millones de euros.
Durante la audiencia, el juez Steenhuis no se basó en los argumentos proporcionados por la parte rusa y dictaminó que el avión fue derribado por un misil del sistema de defensa aérea Buk, disparado desde un campo cercano a la localidad de Pervomaiskoie, controlado por las milicias de Donbass.
Según el jurado, el Buk fue desplazado de Rusia a Ucrania, y posteriormente llevado de vuelta a Rusia. Al mismo tiempo, el tribunal señaló que era imposible establecer las acciones de las personas que lo manipularon, ni tampoco está claro quién dio la orden de lanzar el misil.
El objetivo del misil que derribó al Boeing era un avión militar. El avión civil fue derribado por error, se concluyó.
La evidencia del experto de la empresa rusa Almaz-Antey de que el cohete fue lanzado desde el territorio controlado por Ucrania, cerca de la aldea de Zaroshénskoe, fue considerada por el tribunal como poco convincente e incluso calificada de "fabricada".
Asimismo, el tribunal considera que el conflicto entre Ucrania y las milicias de Donbass no es internacional, sin embargo, alega que los representantes de la República Popular de Donetsk estaban conectados con Rusia.
"No se puede hablar de objetividad e imparcialidad"
Comentando el veredicto, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso declaró que el proceso y sus resultados indican que el juicio se basó sobre "un encargo político para respaldar la versión promovida por La Haya y sus compañeros en el Grupo de Investigación Conjunto sobre la implicación de Rusia".
De acuerdo con su comunicado, el tribunal se encontraba "bajo una presión sin precedentes por parte de políticos neerlandeses, representantes de la Fiscalía y medios", que imponían el resultado del proceso "motivado políticamente". "No se puede hablar de objetividad e imparcialidad en tales condiciones", sostuvo.
En ese contexto, la Cancillería rusa destacó que todas las conclusiones de la Fiscalía se basan en declaraciones de "testigos anónimos", así como datos "de origen dudoso y materiales, entregados por la parte interesada, el Servicio de Seguridad de Ucrania".
El juicio "tiene todas las posibilidades de convertirse en uno de los más escandalosos en la historia de los procedimientos judiciales con su lista amplia de cosas raras, incoherencias y argumentos dudosos" de la Fiscalía, reza la publicación. "Lamentamos profundamente que el Tribunal de Distrito de La Haya ignorase los principios de justicia imparcial en beneficio de la coyuntura política actual, haciendo de esta manera un impacto serio a la reputación de todo el sistema judicial de los Países Bajos", subrayó.
El derribo del vuelo MH17
El 17 de julio de 2014 un Boeing 777 de Malaysia Airlines con 298 personas a bordo fue derribado en el este de Ucrania, una región sumida ya entonces en hostilidades que todavía continúan.
Desde que se produjo el derribo, Rusia ha abogado por una investigación exhaustiva e imparcial sobre las causas del mismo. En 2018, el Equipo de Investigación Conjunto (JIT, por sus siglas en inglés), compuesto por especialistas de Países Bajos, Bélgica, Australia, Malasia y Ucrania, nombró como sospechosos a tres ciudadanos rusos y un ciudadano ucraniano. Según la pesquisa, esas personas supuestamente participaron en el traslado del sistema de defensa antiaérea Buk al territorio de Ucrania.
En la investigación del JIT muchas cuestiones permanecen sin respuesta, como por ejemplo que Ucrania no cerrara el espacio aéreo sobre la región en conflicto, así como la falta de datos primarios de radares ucranianos.
Las evidencias que presentó Moscú apuntaban a que los misiles fabricados en su territorio fueron entregados a Ucrania. Sin embargo, estas pruebas, así como muchas otras reveladas por Rusia, fueron ignoradas por Occidente.
Además, la parte rusa, basándose en las imágenes de la tobera y el motor propulsor que utilizaron los expertos occidentales, rastreó el misil que derribó al Boeing. Se determinó que, tras su fabricación, el cohete fue entregado a Ucrania, donde estuvo al servicio de una unidad que supuestamente participó en combates en Donbass en 2014. Moscú también destacó que Kiev silenció datos cruciales a su disposición. Tras la tragedia, los expertos rusos han expresado su enorme preocupación por la imparcialidad y la calidad del trabajo de los especialistas internacionales.