EE.UU. ha empezado a trasladar sus cazas furtivos F-22 Raptor desde Alaska a sus bases en la isla japonesa de Okinawa, con el fin de reemplazar los anticuados aviones de combate F-15. Expertos militares señalan que la maniobra podría formar parte de los preparativos para un posible conflicto con las fuerzas chinas sobre Taiwán.
Según los especialistas, el acuerdo prevé una rotación de medio año, contando a partir de este mes, y de ese modo, Washington podría evitar que sus costosos activos se convirtieran en objetivos para los misiles de Pekín, ya que los F-22 no se quedarían en las bases japonesas de manera permanente, recoge SCMP.
Al mismo tiempo, hay quienes manifestaron que tal paso podría socavar los esfuerzos del Pentágono para contrarrestar a China, al poner fin a la presencia permanente en la región de su Fuerza Aérea sin un plan previsto a largo plazo. Por su parte, el expiloto de combate y diplomático de la Armada estadounidense, Steve Ganyard, dijo que la medida era una clara muestra de que las preocupaciones de Washington sobre Pekín superaban las generadas por Corea del Norte.
A su vez, el investigador Zhou Chenming, del grupo de expertos en ciencia y tecnología militar Yuan Wang, con sede en Pekín, afirmó que la rotación de aviones significaba que EE.UU. no quería poner su jet F-22 de alto valor al alcance de los misiles chinos. "Los estadounidenses preferirán enviar su nueva generación, pero más barata, F-35 Lightning, a la línea del frente [en Okinawa], y dejar que los pesados F-22 de élite desempeñen el papel de apoyo en las bases de retaguardia", aseguró.
Mientras tanto, el observador militar residente en Macao, Antony Wong Tong, señaló que la llegada de los F-22 a Japón podría ser parte de la respuesta del Pentágono al creciente despliegue por parte de China de aviones de combate J-20 Mighty Dragon en las costas orientales de China, lugar perfecto para atajar cualquier intervención militar extranjera en el caso de hostilidades por Taiwán.