La esposa del periodista hispano-ruso Pablo González ha visitado por primera vez a su marido en la cárcel de Radom, en Polonia, donde se encuentra preso desde el pasado 28 de febrero, cuando fue detenido mientras cubría la crisis de los refugiados en la frontera de Polonia con Ucrania.
Se trata de la primera visita que recibe el periodista de su entorno más cercano, ya que hasta ahora ni siquiera el abogado de su elección había podido verse con él. Hasta el momento, González solo ha recibido las visitas de su abogado polaco de oficio y del cónsul español en Polonia.
La cónyuge de González, Oihana Goiriena, ha podido conversar con él durante dos horas y, según ha contado a Público, le ha encontrado "física y anímicamente bien", aunque ha denunciado la falta de intimidad durante el encuentro.
González ha expresado su agradecimiento por las múltiples demostraciones de apoyo que estaba recibiendo y que le ha hecho llegar su esposa. "Saber que no está solo le llena de energía para seguir firme en esta batalla que no será ni corta ni sencilla", ha dicho Goiriena.
Duras condiciones
Reporteros sin Fronteras y otras organizaciones vienen denunciado las duras condiciones a las que ha estado sometido, el periodista, en un régimen de incomunicación parcial. Así lo han hecho también su abogado y su familia.
Las autoridades polacas justifican la permanente vigilancia y los exhaustivos controles por las acusaciones de espionaje que pesan sobre él. Sin embargo, su esposa ha señalado en numerosas ocasiones que esta situación tan solo es fruto de la condición de doble nacionalidad de su marido, española y rusa, y de la profesión que ejerce.
Hasta el momento, tras ocho meses en prisión preventiva, apenas se conocen detalles sobre la acusación que pesa sobre él, más allá de la denuncia de que habría estado aprovechando la naturaleza de su trabajo para pasar información a Rusia, sin detallar en ningún caso a quién se la facilitaba, ni qué tipo de información era o el modo y propósito de sus presuntas acciones.
Nueva defensa
Oihana Goiriena ha viajado a Polonia acompañada de Gonzalo Boye, el abogado español con el que han contado desde la detención del periodista.
Junto al letrado se ha reunido con un nuevo equipo de abogados que la familia de González ha contratado para reforzar la defensa local.