Monitorear las ondas del cerebro e interpretarlas, manejar un tercer brazo con la mente o transferir habilidades de una persona a otra parecen frases de una película de ciencia ficción, pero no, esto es real y el doctor en Neurociencia Cognitiva, Christian Peñaloza, ha sido el responsable de que sea posible.
Es mexicano, originario de la ciudad fronteriza de Tijuana, en el estado de Baja California, y habló para RT de todos los proyectos en los que ha trabajado y que lo han mantenido en Japón durante los últimos 13 años.
Neurociencia cognitiva aplicada a la robótica
"Yo me especializo en lo que se llama neurociencia cognitiva y la aplico directamente a sistemas de robótica. Con esto podemos desarrollar sistemas que se llaman interfaces cerebro-máquina, es decir, con este tipo de dispositivos podemos monitorear las ondas del cerebro y poder interpretarlas", explica Peñaloza.
Esto es, continúa, "si una persona piensa que quiere mover su mano izquierda o su mano derecha, se puede convertir esta actividad cerebral en algún comando de control para una silla de ruedas, para un brazo prostético o para cualquier otro comando".
Aura: monitorización del cerebro
El dispositivo con el que ha desarrollado su labor se llama Aura, creado por él mismo. En palabras del investigador, es "una herramienta que nos permite acceder a las señales del cerebro por medio de electrodos que colocamos en una gorra, y se pueden visualizar con un software".
"De esta manera se pueden ver qué áreas del cerebro se están activando dependiendo de lo que la persona está pensando, al mover sus manos, sus piernas, incluso teniendo algún pensamiento abstracto", comenta.
A su vez, esto le permitió crear la empresa Mirai Innovation Research Institute, donde se llevan a cabo proyectos de investigación y se realizan programas de entrenamiento para estudiantes internacionales, pero también se vende Aura, ya que Christian Peñaloza, convencido de que las nuevas tecnologías pueden contribuir a tener una mejor sociedad en el futuro, decidió compartir sus conocimientos de esta manera.
Japón, su segunda casa
Aunque no se olvida de México, para el entrevistado Japón es el país donde más han reconocido su trabajo. Actualmente es director del Mirai Innovation Research Institute, en Osaka, y también es investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Avanzadas en Telecomunicaciones (ATR por sus siglas en inglés), en la ciudad de Kyoto, donde ha trabajado con robots "aplicando inteligencia artificial para poder generar conversación".
Como ejemplo, menciona el caso del androide Erica, que tiene la capacidad de generar conversación e interacción no verbal por medio de gestos faciales o movimientos corporales. "A mí me tocó la parte de desarrollar la inteligencia artificial para hacer que este robot pueda funcionar", detalla.
En el ATR, Peñaloza conoció al profesor Hiroshi Ishiguro, reconocido por crear un androide de sí mismo, con quien ha trabajado para controlar robots androides también con la mente, es decir, que no solamente se muevan, sino que puedan transmitir la presencia de la persona.
"En neurociencias sabemos que hay ciertas zonas en el cerebro que se activan, entonces podemos detectar esta actividad y mandar los comandos a un robot", dice el investigador mexicano, quien ya se ha involucrado en el desarrollo de otras interfaces, "en particular para extender las habilidades de los humanos para poder hacer que tengamos más actividades físicas, incluso más actividad cognitiva".
Tercera generación de brazos prostéticos
Luego de estudiar el trabajo de investigadores italianos que sugerían que el cerebro tiene la plasticidad para poder adaptarse y controlar extensiones del cuerpo robóticas, Christian Peñaloza decidió crear un "tercer brazo".
Por un lado, el reto era "hacer una tercera generación de brazos prostéticos ya controlados directamente con la mente", expresa el entrevistado, pero también se trataba no solo de sustituir a uno de los brazos, "sino que una persona pueda usar tres brazos al mismo tiempo, es decir, estar haciendo dos tareas en paralelo con tres brazos simultáneos".
"Realmente no esperamos que las personas en el futuro tengan un tercer brazo" –aclara Peñaloza– "lo importante es que descubrimos que nuestro cerebro sí tiene la plasticidad para poder controlar otras cosas con la mente al mismo tiempo de que utilizamos nuestros brazos para estar en actividad".
Joyería de ondas cerebrales
Existe otro objeto curioso que se crea en el Mirai Innovation Research Institute, un 'dije' (joyería) que revela la forma en que se mueve el cerebro. Así lo define el director de la empresa: "Grabamos las ondas del cerebro de una persona mientras observa imágenes de su familia, la forma que toma, la usamos para modificar un objeto virtual y con esto hacemos un dije". Este mecanismo puede comprarse.
Mirai Innovation Research Institute
Actualmente, Mirai Innovation tiene presencia en 12 países a través de convenios con universidades. "Ya nos convertimos en un centro de investigación, estamos haciendo proyectos de varias áreas de inteligencia artificial, robótica, realidad virtual aumentada", cuenta Peñaloza.
"Todos estos proyectos y conocimientos los tratamos de compartir con más jóvenes, incluso los invitamos a que vengan a Japón para que puedan aprender sobre el desarrollo de estas tecnologías en un programa de entrenamiento intensivo que se llama EMFuTech", agrega.
Pero el objetivo es extenderse y abrir más centros para poder generar más tecnología que se pueda comercializar, para que la gente pueda aprovecharlas.
Para lograrlo, apunta el doctor en neurociencias, buscan alianzas con empresas a las que les funcione alguno de los 20 proyectos que están desarrollando actualmente, y que tienen que ver con el sector educación, de entretenimiento, médico e incluso aeroespacial.
Los recursos que se generan se utilizan para crear más programas para jóvenes que puedan entrenarse en el desarrollo de tecnologías y regresar a sus países de origen para contribuir con su desarrollo.
Así iniciaron los éxitos en la robótica
Christian Peñaloza estudió en San Diego, California, en EE.UU., la licenciatura de Ingeniería Informática. Posteriormente, se fue a Osaka, Japón, para hacer su maestría en Robótica e Innovación de Sistemas, para después realizar un doctorado en Neurociencia Cognitiva aplicada a la Robótica.
"Con base en el trabajo que hice de las señales del cerebro, en 2016 recibí el premio de Innovador del Año por el MIT Technology Review, y en el 2018 el Gobierno de México me nombra Mexicano Distinguido", señala el doctor en neurociencias.
En 2020 recibió el Premio a la Investigación; en 2021 lo reconoce la Academia de Ciencias de Nueva York y la Agencia Médica de Investigación y Desarrollo de Japón, y este 2022 fue reconocido por su natal Tijuana y se volvió parte del Paseo de la Fama de esa ciudad.
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